Una historia…Una pasión…Una mujer…

 Historias de Larroque…

Cada pueblo con sus perfiles que lo identifican, la gente le ha forjado un rostro.

En la era de las comunicaciones, resulta muy grato y a la vez extraño dialogar con alguien que fue la primera Telefonista de aquel legendario Pueblo. Corría la década del 30’ (años duros) cuando el destino quiso poner a prueba a una Jovencita que por entonces, contaba con tan solo 13 años. Ella decidió trabajar inmediatamente y generó un espacio vedado, difícil de conseguir para la mujer. Una mujer trabajando por elección propia y en aquellos tiempos. La Escuela N° 54 (hoy 93) su segundo hogar, aportó los conocimientos necesarios hasta solamente 4to. Grado. Pero cuidado!! A no confundir, cuarto grado pero de los de antes con un gran significado, para los memoriosos. Su director Don Faustino Suarez, un visionario, un gran maestro ( y el primero además) quizás el mejor de los consejos para llevar siempre en el corazón.

María Amelia Gómez de Díaz (“Maruca”) una dama ante todo, dueña de una historia secreta, para las nuevas generaciones. Una historia de vida al servicio del prójimo.

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Operadoras de telefonía…

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En este rincón de su casa tan acogedor, para comenzar esta charla… ¿Dónde nació Maruca?

-Nací, en costa Uruguay el 24 de Noviembre de 1924. Siendo muy niña llegué a Larroque a los 4 años con mi madre, a la casa de mis abuelos. Tengo dos hermanos, una fallecida Angélica; el varón se llama Horacio y vive aquí en el pueblo.

¿Cursó sus estudios en la Escuela Grande?

-Así es. Veníamos desde muy lejos a clases. Pero cualquiera fuera la circunstancia climática, veníamos igual. Imaginate, lo que eran esas calles de barro los días de lluvia.

Comencé el estudio, a los siete años, mi primera maestra fue Mecha Seini. Cursé hasta cuarto grado, que era lo máximo, en aquellos tiempos.

¿Ud, fue la primera “telefonista” de la ciudad o una de las primeras?

-Mi hermana era quien trabajaba en la compañía de teléfonos, desde hacia algún tiempo.

Yo había finalizado el estudio, así que me dedicaba a hacerle compañía. Existían muy pocos abonados telefónicos.

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¿Qué mobiliario estaba en ese lugar?

-Había un tablero grande en el cual fui aprendiendo su manejo; ella era quien me enseñaba. Primero fue un juego, pero luego me empezó a gustar. Y en determinado momento se necesitaba, una empleada mas para trabajar. Los abonados iban en continuo crecimiento y mi hermana era la única que manejaba todo. Para su descanso se necesitaba alguien que la remplace y en la primera época lo hacía en encargado, que se llamaba Cornero que vivía ahí. Cuando me ofrecieron trabajar dije que sí, que me animaba. Angélica (hermana) hizo los arreglos para que quedara en ese puesto y comenzó mi historia.

¿Recuerda el viejo local donde estaba la telefónica?

-Sí, parece que lo puedo ver…

Estaba ubicada a la derecha de la actual tienda de Cachi Neme en calle 9 de Julio

Era la época de los tel. que había que darle vuelta “la manija” ¿no?

-Teníamos ahí un conmutador grande, para 50 abonados o para 100, no lo recuerdo exactamente. Cada llamado que no hacía… dele que dele a la manijita (risas). Pero no había otra. De paso se hacía ejercicios… cansaba la manijita. Por suerte eran pocos los abonados, 20 o 30 pero en continuo crecimento.

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El Pueblo aquel…

¿Cuáles son sus recuerdos del Larroque de antes?

-Las calles todas de tierra, mucho barro cuando llovía. La plaza no existía; no había un lugar para la recreación los fines de semana. La luz se prendía a las siete de la mañana hasta la media noche, nada más…

Y la “luz” estaba relacionada directamente con el Sr. De Miguel ¿es así?

-Es claro, el padre de Ricardo (De Miguel), los recuerdos mas feos eran los días de lluvia, con el barro hasta las rodillas. Además antes llovía mucho mas que ahora. No había veredas, no había nada en esa época. Nosotros habitábamos lejos y a las 8 de la mañana teníamos que estar en el trabajo. En invierno estaba oscuro, así que traíamos linternas. Había que llegar. Pasamos frío, nunca había una estufa… esos son los malos recuerdos. Lo bueno fue cuando comenzó el asfalto; luego la luz todo el día; y fue algo hermoso empezar a vivir el progreso de Larroque.

Los primeros pasos

Y a la Escuela llegó el 5to. Grado y la invitaron a seguir estudiando…

-Me llamó por ese entonces, Marita Olloquiegui para invitarme a continuar. Y después de agradecerle le dije que yo quería trabajar. Ella se sorprendió y fue entonces que preguntó dónde lo haría. Así que le conté mis expectativas. Tenía entonces 13 años como dije anteriormente. Pero antes a esa edad, uno ya era responsable. No como ahora. Tenía mucho que ver la crianza que recibimos.

Y fue así que empezó a trabajar…

-De a poco fui aprendiendo haciendo reemplazos, en este caso a mi hermana para que pudiera descansar.

¿Cuántas horas de trabajo Maruca?

-Desde las siete hasta las nueve de corrido. Por eso los reemplazamos. Mis comienzos fueron los fines de semana.

Me imgino a la edad suya la emoción de cobrar el primer sueldo. ¿Cuánto ganaba?

-Ganaba 5 centavos (no se decirte si de pesos) por ida. No sabes lo que fue para mí.

Estuve buscando los recibos que me daban, cada vez que abonaban mi sueldo; desgraciadamente no los puedo localizar; en algún rincón estarán escondidos. Como era menor de edad para trabajar, no figuran todos los años que lo hice. 1939 fue el comienzo y me contaron mis actividades, a partir de 1941 para que fuera legal; por la jubilación, etc. Tengo según los papeles 34 años de servicios en la compañía telefónica (hoy desaparecida) sino tendría 36 (si los hubieran contado).

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La actividad cotidiana

Uds, tenían que enchufar cables en todo momento. ¿Cómo era la comunicación en aquel entonces?

-Es claro que sí. Uno pedía una comunicación, diciendo desde su aparato, por favor dame con el número tanto o con la familia tanto. No se pedía el número, se pedía directamente con la familia; había que saber todos los números. Todo iba por los cables enchufados, localmente no era tan complicado. Teníamos dos líneas nada mas, una en Gualeguay y otra en Gualeguaychú y por las mismas sacabamos todos los pedidos. Nosotros sufríamos el no poder dar una comunicación, a veces se esperaban días enteros para lograrlo. A veces ibamos más temprano para ver si quien pedía una llamada tenía suerte. Cuando había tormentas o lluvias las líneas no funcionaban, quizás, hasta una semana.

 Los pedidos los recibían y tenían turnos y eran varios; uno pedía la comunicación y debía aguardar.

-Exactamente, poníamos el número del abonado, la hora que lo pidió, teníamos todo a control ordenadamente.

Hasta el año 1976 las “conferencias” aún se demoraban; no se escuchaba muy bien, se tenía que gritar un poquito.

Quiero decirte también que algunos hablaban hasta 20 minutos, sobre todo los comerciantes, gente del banco, etc.

Los días de tormenta se ligaba con otras líneas o no se escuchaba nada. Pasabamos de todo pero nos dabamos vuelta bastante bien.

Había quejas, no obstante la gente era muy respetuosa ¿no?

-La gente era muy respetuosa, esperaba de vez en cuando, resongaba o se quejaba, pero en un clima de cordura y comprensión.

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La nueva oficina y…

Años mas tarde comienza a originarse la nueva oficina frente a plaza San Martín.

-Sí; me ordenaron los jefes de aquel entonces que buscara un terreno para hacer la nueva oficina. Conseguí un terreno cerca de mi casa, lo hice comprar a la compañía y así fue como nació la misma. Está en el mismo lugar donde los más jóvenes la conocen.

 ¿Alguna vez pensó que iba a trabajar una vida en la comunicación?

-Realmente no; por suerte puedo contar que nunca tuve un problema con ningún abonado. Ese va a ser siempre un grato recuerdo para mi.

En la nueva oficina se empezó a incrementar el número de abonados con los años…

-Sí claro, cada vez mas y mas; de 20 que eran en el inicio a 140 el día que me jubilé; llegué a ser jefa.

Podemos decir que fue una privilegiada, hizo lo que le gustaba en la vida…

-Realmente, sí; me crié viendo eso y me gustó, mi trabajo lo hice de corazón. Llegué a querer a mis abonados, era como una familia grande. Nunca nos plegamos a una huelga y no faltabamos jamás; Hubo quien nos trató de “carneros” pero nosotros elegimos ese camino. Nunca sentí que iba obligada a trabajar, defendí y quise mucho mi trabajo.

¿Sabe que la recuerdan?

-Siempre es lindo que a una la recuerden.

Los adelantos

¿Qué opina del avance que han tenido las comunicaciones?

-Me parece increíble; uno conoció lo precario o lo poco con que contaba. Ya la gente no sufre como antes las esperas. Podés hablar desde tu casa marcando simplemente un número a cualquier lado. Sigue pareciéndome increíble los logros de los últimos 15 años.

¿Extraña su trabajo? Habla con tanta pasión…

-Si te digo que sueño con el trabajo todavía puede que no creas. Pero es así. Fue mi otra casa; por eso ahora jubilada disfruto tanto de mi hogar, porque siempre estuve afuera de él. 8 o 9 horas afuera trabajando.

Me jubilé bien; estoy y vivo tranquila. En la vida tuve suerte y estoy agradecida.

*Una mujer, una pasión, una ex trabajadora que aún sueña con volver a prestar servicios. Significado plural para quienes hoy la descubren. Por tanta dedicación durante tantos años a favor del prójimo, simplemente: Gracias “Maruca”.

Nota realizada a finales de los ’90 para «El Tren Zonal». (*Mario Escobar)  

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