Lo admitió uno de los padres sinodales. El informe presentado ayer habla de la realidad de los divorciados, convivientes y de los aspectos «positivos» de las parejas del mismo sexo.
El documento elaborado por el Sínodo de Obispos del Vaticano que dijo ayer que los homosexuales tenían «dones y atributos para ofrecer» y se preguntó si el Catolicismo podría aceptar a los gays y reconocer los aspectos positivos de las parejas del mismo sexo generó entre los obispos «una verdadera tormenta».
Así lo afirmó a la agencia italiana Ansa uno de los padres sinodales, quien además dijo: «El diablo hace las ollas, pero no las tapas».
El cardenal húngaro Peter Erdo, relator del Sínodo, fue el encargado de presentar, ante el papa Francisco, la «Relación tras el debate», que contiene novedades muy significativas. El documento, preparado después de una semana de discusiones en una asamblea de 200 obispos sobre la familia, dijo que la Iglesia debería desafiarse a sí misma para encontrar «un espacio fraternal» para los homosexuales, sin comprometer la doctrina católica sobre familia y matrimonio.
Tras la presentación y la repercusión que tuvo, un boletín de la sala de prensa vaticana manifestó que el objetivo es que «no se cree la impresión de una evaluación positiva de tal orientación de parte de la Iglesia». La misma atención se auspició respecto de las convivencias.
Entre las críticas suscitadas ayer en el recinto tras la presentación, se indicó que la palabra «pecado» casi no está presente en el documento. Padres sinodales recordaron también el «tono profético de las palabras de Jesús, para evitar el riesgo de conformarse a la mentalidad del mundo presente».
Incluso en la convicción de que la Iglesia debe acoger a quien se encuentra en dificultad, «estaría bien hablar más ampliamente también de las familias que son fieles a las enseñanzas del Evangelio, agradeciéndoles y alentándolas por el testimonio que ofrecen».
«Del Sínodo -se dijo ayer, según la sala de prensa vaticana- debería emerger con más claridad que el matrimonio indisoluble, feliz, fiel para siempre, es bello, es posible y está presente en la sociedad, evitando por lo tanto enfocarse principalmente en las situaciones familiares imperfectas».
Otras reflexiones sugirieron también dar mayor acento al tema de la mujer, «su tutela y su importancia para la transmisión de la vida y la fe», así como integrar a los abuelos e incluir una referencia más específica a la familia como «Iglesia doméstica».
En relación con la apertura a la vida de parte de las parejas, se subraya «la necesidad de afrontar en modo más profundo y decidido no sólo el tema del aborto, sino también el de la maternidad subrogada». En cuanto a los sacramentos para los divorciados vueltos a casar, se dijo que «es difícil acoger excepciones sin que en realidad se vuelvan una regla común». (Clarín / Fuente: Agencias)