13/10/2014- Norma Bonazzola se fugó de la cárcel en 2010, días antes de ser condenada a prisión perpetua por el crimen de la contadora Patricia Tonón. El domingo la sorprendió la Policía y quedó presa.
La Policía rodeó la vivienda del barrio 9 de Julio, golpeó la puerta e irrumpió. Un hombre salió a la vereda pelando una naranja, sorprendido y nervioso por el despliegue que interrumpió la sobremesa del domingo a la siesta. La mujer ensayó una huida por el fondo, pero se topó con los uniformados que no iban a dejar que se burle otra vez.
Norma Bonazzola pasó prófuga 1.552 días desde aquel 13 de julio de 2010, cuando armó un muñeco sobre la cama en su celda de la cárcel de mujeres de Paraná, cortó un tejido y saltó un muro hacia la libertad. A los pocos días la condenaron a prisión perpetua por el asesinato de la contadora Patricia Tonón, en Gualeguay. En su plan de no pagar con prisión el brutal crimen, cometió el error de extrañar a sus familiares. El fin de semana viajó desde Paraguay, donde presuntamente se refugió durante todos estos años, hacia la localidad del sur entrerriano. A las 13 del domingo, el subjefe de la Departamental Gualeguay de la Policía, Fabio Jurauría, recibió datos precisos sobre la llegada y el paradero de la mujer más buscada. Tras corroborar la información, se supo que Bonazzola llegó a la ciudad el sábado a las 23. Primero se dirigió a una vivienda de la defensa costera, donde vivía una hermana, pero se encontró con que ella se mudó un tiempo atrás. Entonces fue a lo de su hermano, en calle Carmen Gadea. A las 15, con la orden de la Cámara Penal de Gualeguay, los policías allanaron este domicilio. Bonazzola cayó luego de disfrutar el último almuerzo con sus hermanos. Llevaba consigo solo un bolso con algo de ropa. Su aspecto no es el mismo que mostró en aquella foto que le tomaron cuando la detuvieron por el asesinato de la contadora, en enero de 2008. Los cuatro años vividos como prófuga se hacen notar en su rostro, y además la mujer procuró cortarse el pelo casi al ras y taparse con tintura negra las canas, antes de viajar a Gualeguay. Pero las mañas y la astucia no se pierden nunca, por eso permanece alojada en el calabozo de la Jefatura policial con fuerte custodia e incomunicada. Aquella vez que evadió la prisión, le había dicho a las guardiacárceles que se quedaba en su celda porque se sentía descompuesta. Esta vez no le creerán ninguna treta. Ayer por la tarde, los familiares de Patricia Tonón recibieron la noticia y respiraron. Luego de cuatro años y tres meses sintieron que por fin se hará justicia, por un caso que pese a tener una sentencia seguía impune.
Esta semana Bonazzola será llevada a los Tribunales de Gualeguay, donde será notificada formalmente de la sentencia que la condenó a prisión perpetua por el homicidio. Luego hará su último viaje hacia Paraná, donde comenzará a purgar la máxima pena en la Unidad Penal Nº 6. El viernes de la semana que viene la mujer cumplirá 50 años. Pasará muchos en la sombra, pergeñando otra fuga de película.
Crimen y castigo, fuga y caída
Norma Isabel Bonazzolla había trabajado como empleada doméstica de Patricia Tonón. El 22 de enero de 2008 un sobrino encontró sin vida a la mujer de 45 años en su estudio de Urquiza 6 de Gualeguay, a media cuadra de la plaza principal. Al principio se habló de un crimen pasional, pero poco después se descubrió la verdad: al día siguiente la Policía detuvo a Bonazzola. Cuando allanaron su casa encontraron una cartera con joyas, documentos personales y otros elementos que eran de la contadora. Los investigadores hallaron también el arma homicida y un celular. Se cree que la asesina le pidió dinero y la víctima le dijo que no tenía. Luego la atacó con una trincheta: el cuerpo de Tonón tenía 12 puñaladas y un profundo corte en el cuello, además de golpes en distintas partes. Dos años después se realizó el juicio, en el que Bonazzola admitió que se peleó con Tonón en su estudio, pero que no recordaba el momento del ataque mortal. No le creyeron: los jueces la condenaron a prisión perpetua por Homicidio críminis causa, es decir para perpetrar el robo y lograr impunidad. Sin embargo, el día de la lectura de la sentencia el banquillo de los acusados estuvo vacío. Días antes, el 13 de julio de 2010, la asesina evadió la custodia penitenciaria de la Unidad Penal Nº 6 de Paraná y se escapó. La fuga fue concretada entre las últimas horas de esa noche y las primeras horas de la madrugada del día siguiente. Se habló de “fuga cinematográfica”, por el parecido con la evasión de la cárcel de Alcatraz, en Estados Unidos, que alcanzó fama mundial tras llegar a la pantalla grande en Hollywood. A la noche, antes de entrar por última vez en el día a su celda, Bonazzola se escondió en algún hueco de la cárcel. Antes, para que las celadoras no se percataran de su ausencia, armó un muñeco con ropa y lo tapó con una frazada para simular que estaba durmiendo. Esperó una distracción de la guardia, atravesó el patio, cortó el alambrado del cerco perimetral y saltó a la calle. A la 2.20 se descubrió la rotura del cerco y comenzó la requisa para detectar si estaban todas las internas. Las penitenciarias ingresaron a la celda de la prófuga y, al correr la frazada, se encontraron con la sorpresa: solo había ropa amontonada.
Se estima que la mujer podría haber tenido alrededor de tres horas de ventaja desde que escapó hasta que se descubrió el hecho. Entre los datos que se manejaron al inicio de la investigación, se supo que Bonazzola estaba vinculada con un hombre de nacionalidad paraguaya, que la habría estado esperando en la calle aquella noche, y con quien habría cruzado la frontera norte del país. La Justicia dictó el pedido de captura nacional e internacional. La foto del rostro de la mujer, con aros colgantes y un pañuelo al cuello, todavía está en la sección Personas Buscadas de la página web de la Interpol. Cuando la Justicia entrerriana informe oficialmente de la captura, pasará a ser encontrada. (José Amado / Redacción de UNO E.R.)