El 29 de mayo de 1969 se llevó a cabo la revuelta protagonizada por obreros, estudiantes y vecinos contra el gobierno de facto de Onganía.
El último miércoles se conmemoró el 45º aniversario “Cordobazo”, la gesta obrera del 29 de mayo de 1969, protagonizada por trabajadores y estudiantes cordobeses, en contra de la dictadura de Juan Carlos Onganía.
La política económica implementada en aquellos años cercenó varios derechos laborales y entre otros, desactivó la Comisión de Salario Mínimo, Vital y Móvil, congeló los sueldos e intentó suspender el llamado “sábado inglés”, entre otras medidas.
Con el objetivo de recomponer esos derechos, los obreros convocaron a un paro general desde las 11 de la mañana de aquel 29 de mayo.
El conflicto estalló horas después, cuando cayó la primera víctima fatal del “Cordobazo”: el mecánico del Smata, Máximo Mena, quien fue asesinado durante una represión policial en San Juan y Arturo M. Bas.
El levantamiento continuó durante todo el día y, a lo largo de la jornada, se fueron sumando estudiantes y vecinos a la movilización obrera.
Superada la Policía, el Ejército y la Gendarmería intervinieron en Córdoba para frenar la revuelta. Las tropas consiguieron despejar el centro y los manifestantes se replegaron al barrio Clínicas, donde continuó la resistencia durante toda la noche.
Por la noche, la agitación se trasladó a barrios, como Alberdi, Alto Alberdi, Talleres, Juniors y Villa Páez. El 30, las fuerzas de seguridad lograron tomar el control de la ciudad y se produjeron las primeras detenciones, entre otros, de Agustín Tosco, de Luz y Fuerza, y Elpidio Torres, del Smata.
Ley. En la tarde del miércoles, la Unicameral convirtió en Ley el proyecto que declaraba al 29 de mayo como el “Dia de las luchas populares”. (La Voz del Interior – Cba.)
A 45 años del Cordobazo, el hijo de Agustín Tosco habla sobre su padre.
Por Héctor Indart – Héctor tenía 11 años cuando su papá falleció en Buenos Aires. La vida clandestina, las persecusiones y las amenazas en el velorio del dirigente gremial. La insurrección que comenzó en Córdoba precipitó la renuncia de Onganía.
«Cordobazo»: Hoy a 45 años de la histórica movilización…
El 23 de junio de 1975, Agustín Tosco, desde la clandestinidad,tomó una hoja y comenzó a escribirle a su hijo, Héctor, que cumplía 11 años. «Queridísimo hijo: Tengo una gran emoción al escribirte. Hoy cumples once años de edad y yo te siento todo un hombrecito. Hubiera querido estar contigo, conversar mucho, que me contaras tantas cosas, y yo contarte otras. Ahora se me hace un nudo en la garganta y casi no sé que decirte (…) Hubiera querido hacerte un regalo grande y hermoso, el que más te gustara. Cómo me han despedido del trabajo no cobro sueldo; cómo me persigue la policía y me ha amenazado las ‘Tres A’, vivo de la solidaridad económica y del amparo de mis compañeros. Estoy ajustado a ciertas privaciones, pero no podía olvidarme de ti. He hecho comprar un juego de ajedrez y te lo envió como presente por tu cumpleaños».
Héctor Tosco tenía 11 años cuando su padre, el secretario general del Sindicato de Luz y Fuerza, Agustín Tosco, le mandó esa carta desde la clandestinidad. El 5 de noviembre de ese mismo año murió enfermo en una hospital de la Ciudad de Buenos Aires. Agustín fue uno de los líderes del Cordobazo, insurrección obrera y estudiantil que estalló el 29 de mayo de 1969 contra la dictadura de Juan Carlos Onganía.
Hoy, a 45 años de ese hecho histórico que precipitó a la renuncia del dictador, Héctor dialogó con Perfil.com sobre como fue la relación con un padre al cual siempre visitó en la clandestinidad o preso «aunque no era ningún ladrón».
¿Cómo era tu padre?
Héctor Tosco: Tuve una infancia bastante complicada porque falleció cuando yo tenía 11 años, entonces los momentos con él para mí fueron espectaculares, aunque posiblemente el escenario no era concordante con lo que te estoy diciendo porque esos momentos eran en cárceles de Devoto o Rawson o momentos difíciles en su vida. Pero mi viejo era muy cariñoso conmigo y con mi hermana por su convicción. Cuando me manda esa carta, hacía año y medio que no lo veía porque estaba clandestino.
-Inclusive antes que llegue el gobierno militar.
-Es que en el ’75 era muy áspera la mano. Mi viejo escondido en Punilla en Córdoba con bandas paramilitares que lo amenazaban de muerte. Entonces para mi cumpleaños me mandó un jueguito de ajedrez.
¿Qué te pasa cuando volvés a leer esa carta?
Es volver en el tiempo y se me caen las lágrimas. Yo entendía bastante lo que pasaba porque mi mamá nos contaba la situación que vivíamos y que papá no era un delincuente.
¿Qué te decían en la escuela?
En general no me decían que era un delincuente. Yo fui a escuela pública y los maestros sabían quien era Tosco y contra queen se enfrentaba. Y los padres de mis compañeritos eran todos laburantes.
¿Cómo analizás la vida de tu padre, con las protestas sociales de aquella época y la lucha armada que luego se produjo?
Dentro del movimiento obrero mi viejo fue uno de los actores de la época que más claro tuvo la situación y vió lo que iba a pasar. Hace poco en un acto leíamos lo que escribió sobre el Cordobazo en junio del ’70 y había cosas que aún suceden hoy, la entrega del patrimonio nacional con Martinez de Hoz, lo previeron ahí. Córdoba fue esa usina intelectual, ya que compartían el material con estudiantes y bases obreras.
¿Qué puntos en común tiene aquel sindicalismo combativo y este de hoy en día?
En aquel momento tambien existían estructuras como las de hoy. Y surge una CGT de los argentinos, un modelo diferente que le dieron nombre de sindicalismo de liberación. Mientras tanto en Buenos Aires era más jerárquico. La CTA de hoy es una organización que se toma de esos tiempos. Por eso la lucha de ese momento era con Rucci, Vandor. Es difícil relacionar aquel momento donde no había democracia con la de hoy porque en su época desde el ’55 hasta el ’73 fueron dictaduras constantes.
¿Era peronista o marxista?
-Mi viejo decia claramente «filosoficamente soy marxista», pero en la práctica bregó por la unidad de todos los cuadros políticos para una sociedad mejor. Además acá la mayoría de los trabajadores era peronista, al igual que Atilio López, su compañero en Córdoba.
-Pero al mismo tiempo tuvo que luchar con peronistas.
-Es que dentro del peronismo tenemos a la derecha y a la izquierda. Cuando intervienen Córdoba gobernaban peronistas y los que llegan son de la derecha peronista y asesinan a López.
¿Cómo era vivir con un padre clandestino o preso.
-Siempre tuve orgullo de mi viejo y lo que sufrimos con mamá, fue puntal en eso. Las mujeres de estos hombres del Cordobazo hay que reconocerlas a ellas también porque tuvieron que enfrentar eso.
¿Fuiste al velorio? (NdeR: la derecha peronista amenazó a quienes asistieron a su funeral)– Me acuerdo, estaba en el sepelio y la derecha peronista realizó una represión tremenda que incluyó disparos para todos lados. Mi tío me metió para adentro y tuve la suerte de poder enterrarlo. Sentí mucho miedo. (Perfil.com.)
Verdades y mentiras sobre el Cordobazo
Por Héctor Brondo / El Cordobazo fue, fundamentalmente, la expresión de la clase obrera en contra de la dictadura” de Juan Carlos Onganía, resume
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“El Cordobazo fue, fundamentalmente, la expresión de la clase obrera en contra de la dictadura” de Juan Carlos Onganía.
Así resume Lucio Garzón Maceda el paro activo que, el 29 de mayo de 1969, doblegó en las calles del centro de la ciudad a la Policía y aceleró la caída del dictador Onganía (ver Un socialista sin partido que vivió los cambios sociales y políticos).
“Es difícil hablar ahora del Cordobazo, después de que se han dicho tantas macanas”, plantea quien entonces se desempeñaba como asesor laboral de la UTA, del Smata y como “medio abogado” del Sindicato de Luz y Fuerza, los gremios que vertebraron y ejecutaron las acciones de aquella rebelión social histórica.
“El problema es que los ausentes, que desarrollaron su política después del ‘70 o el ‘71, interpretaron al Cordobazo como más les convenía”, critica. “No tiene que ver en absoluto con el clasismo, ni fue el preanuncio de los movimientos armados posteriores”, reprocha.
“El mayo del ‘69 no puede explicarse si no es con la acumulación política de los sindicatos desde el ‘57 al ‘69, la experiencia recogida y el establecimiento de un principio unificado en la acción, tanto de los dirigentes de extracción peronista como de otras vertientes ideológicas, que permitía, a la vez, una expresión democrática de las conducciones sindicales”, destaca. Eso explica la convivencia entre Atilio López (UTA), Elpidio Torres (Smata) y Agustín Tosco (LyF).
“Se equivocan feo los que sostienen, aún, que fue una manifestación espontánea de los trabajadores y estudiantes”, afirma.