05/06/2014 – Informe: hay más chicos en las escuelas argentinas y de la región, pero el desafío pendiente es la calidad.
Un documento sobre el estatus de la educación en América Latina de una experta de la Unesco muestra que Bolivia, Perú, Chile y Brasil son los países que más han mejorado sus indicadores de calidad educativa. Argentina permaneció estancada y se pone en duda el nivel. «La calidad es la gran asignatura pendiente de la región, pero se trata de un concepto complejo. Es mucho más que aprender mejor. Está enraizado con la desigualdad, el rol del Estado, la política y la formación docente y también con el tan nombrado clima escolar», detallaron. Hay algunas certezas compartidas acerca de la educación entre los países que integran la región latinoamericana que demuestran una mejora en el desarrollo de sus sistemas educativos con especial énfasis en las políticas de inclusión y una deuda pendiente en la calidad.
Así lo refleja el puntilloso trabajo de la experta en educación Margarita Poggi, directora del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE/ UNESCO) en su documento «La educación en América Latina: logros y desafíos pendientes», donde plasma con inteligencia cómo estas certezas, que pueden ser vistas como logros compartidos de la región, a la vez revelan las asignaturas pendientes.
El documento de Poggi fue presentado en el marco del X Foro Latinoamericano de Educación organizado como todos los años por la Fundación Santillana.
El documento de Poggi plantea que el gran desafío de los sistemas educativos de la región es aún la democratización de la calidad educativa. «Los sistemas educativos se van democratizando en cuanto al acceso y permanencia en la escuela; hay más egreso de los niveles considerados obligatorios».
Poggi fundamenta a lo largo de su documento cómo se logró la «democratización cuantitativa» ocurrida en la región y qué falta para lograr la «democratización cualitativa».
Explica Poggi a Infobae: «Entre los países de América Latina si se analizan los procesos de escolarización de niños, jóvenes y adolescentes de las últimas décadas se ha logrado una democratización cuantitativa; en cambio la cualitativa ocurrió en grados variables y con matices».
El marco comparativo regional permite que cada país diferencie y reconozca a la vez sus matices propios y pueda visualizar las construcciones colectivas que marcan épocas y ciclos en los procesos sociales y específicamente en el desarrollo de las políticas educativas.
Y será en las propias sociedades latinoamericanas donde se deben buscar consensos sociales y pedagógicos para luego poder traducirlas en políticas públicas de educación.
Argentina en los últimos diez años incorporó más alumnos al sistema educativo, pero aún tiene un déficit de calidad. Y el mayor salto cuali-cuantitativo se ve en el ciclo primario; algo compartido con el resto de los países de la región.
El patrón de los últimos años en los sistemas educativos de la región esboza también que a mayor inclusión se profundizan las desigualdades sociales en la escuela (así como ocurre en la sociedad). Y son las instituciones educativas las que deben atender este nuevo mapa socio-cultural que acontece en las escuelas de hoy.
Según el documento de Poggi, el nivel de escolarización de más reciente masificación es la sala de 5 años y el secundario que en la Argentina a partir de la Ley N° 26.206 de Educación Nacional en 2006 se convirtió en obligatorio.
Lo primero que el documento de Poggi permite comprender es que los sistemas educativos de América Latina encararon un doble desafío, por cierto titánico: la inclusión y la calidad. Esto plantea un escenario de asignaturas pendientes muy diferente al que se dio en los países de Europa occidental y América del Norte, que encararon estos desafíos por separado.
Garantizar los aprendizajes, el debate clave.
El 2000 es un año bisagra para las políticas públicas educativas de la región. Desde fines de la década del 90 y especialmente a partir de los 2000 trajeron nuevas leyes en materia educativa, y si miramos la foto regional son Bolivia, Perú, Chile y Brasil los países que más han mejorado sus indicadores de calidad educativa.
Al analizar las cifras de los indicadores educativos regionales, Argentina permaneció estancada y en pos de lograr calidad hizo más avances en el ciclo primario.
Para Poggi, se trazaron en la región políticas de protección social y políticas de inclusión social educativa que tuvieron sus frutos. Y este escenario en muchos países fue acompañado por el rol de un estado activo.
La experta plantea con precisión el tema clave hoy en las agendas educativas de la región: garantizar los aprendizajes en los diferentes niveles del sistema educativo. «Es importante que el Estado no diluya su rol».
La calidad educativa es la gran asignatura pendiente de la región, pero se trata de un concepto complejo. Es mucho más que aprender mejor. Está enraizado con la desigualdad, el rol del Estado, la política y la formación docente y también con el tan nombrado clima escolar.
Para Poggi, calidad educativa también implica ver y analizar los procesos educativos bajo las nociones de obligatoriedad, gratuidad y no discriminación. Y aprender más también tiene que ver con variables endógenas y exógenas de la escuela.
Pruebas PISA, en la mira.
Es cierto que hay que analizar las pruebas internacionales como punto de partida y materia de análisis para mejorar los aprendizajes. Pero la invitación de los expertos es también a mirar estas pruebas desde una perspectiva más amplia y sobre todo en el caso argentino darle un contexto regional. Sin que esto implique negar los resultados.
Según la ultima evaluación PISA y comparada con la región, Argentina no varió su posición: ni empeoró, ni mejoró.
Dice Poggi: «En PISA hay que considerar que se trata de una evaluación no representativa de la región porque sólo participan 8 países . Pero sí marca claramente los desafíos pendientes del conocimiento».
La experta acerca una reflexión interesante sobre los repetidores, siendo que para ella el propio sistema educativo los expulsa. «La repetición se gestó como estrategia remedial para mejorar el desempeño del alumno en el futuro. Pero esto no ocurre hoy. Los repetidores obtienen los peores resultados en las pruebas internacionales».
La importancia del clima escolar.
Los desafíos son en términos del conocimiento, y en este tiempo contemporáneo se jerarquiza la importancia del clima escolar como uno de los factores endógenos más importantes para mejorar los aprendizajes.
El clima escolar no sólo atañe a prevenir y trabajar por la no violencia en la escuela y en el aula, sino también a mejorar la relación y la virtuosa comunicación entre docentes, institución, alumnos y escuela.
Dice Poggi: «El análisis de esta variable permite comprender por qué a algunas escuelas les va mejor que a otras. ¿Cómo se construye el clima escolar? El ambiente en la clase se construye con variables como el acceso a materiales, pero sobre todo en la comunicación y liderazgo entre directivos, padres y alumnos».
Hay que atender a los nuevos públicos que asisten a la escuela del siglo XXI y contemplar sus diferencias.
Según el documento de Poggi, hay cuestiones muy interesantes vinculadas al aumento de la tasa de escolarización, como la reducción de brechas en las trayectorias escolares de niños y jóvenes de clases vulnerables y clases más acomodadas. Y sostiene la idea de que universalizar es el mejor antídoto contra la desigualdad.
La agenda educativa regional avanza a partir de la instrumentación de estrategias y políticas públicas de educación que atiendan las desigualdades sociales y educativas.
«Buscar y lograr la inclusión, la igualdad y atender la diversidad». Al decir de Poggi: «Así se conformarán ciudadanos activos en el contexto de sociedades con identidades múltiples».
(Fuente – Infobae)