Organizaciones sociales de la región editaron la primera de una serie de revistas temáticas, en este caso centrada en energía y austeridad.
Dos centros de estudio sin fines de lucro con sede en Paraná y Larroque confluyeron en la elaboración y edición del primero de los “Cuadernos ñe’e nandí”, un aporte en papel a la Escuela Libre Zurdo Martínez, en formación.
El nombre Ñe’e Nandí surgió a propuesta del escritor y periodista Mario Alarcón Muñiz y significa en nuestro idioma guaraní palabra desatada, palabra libre.
La Escuela Libre Zurdo Martínez se está organizando con trabajos escritos y audiovisuales referidos a la historia del continente, las luchas por la emancipación, el antiimperialismo, la conciencia ambiental, los pueblos antiguos y vigentes, el arte del Abya yala (América).
El primero de la serie de cuadernos, recién salido del horno, lleva el título “La energía, un repaso desde el litoral”, y apunta a un tema central en los debates de este momento. Contiene explicaciones sobre una variedad de fuentes de energía que aprovecha o puede aprovechar la humanidad, para reemplazar la petróleo dependencia, y lo hace desde conocimientos que se pierden en el fondo de los tiempos de este suelo y que llaman a la armonía y la austeridad.
No es sólo una obra desde la ciencia o la tecno ciencia, no es un compendio de tecnología, es un aporte sostenido en la cosmovisión y las tradiciones del Abya yala, y mira la energía en el mundo pero desde un ángulo: el litoral, con sus humedales, sus ríos, sus montes, sus historias.
Ayer y hoy
La publicación viene al pelo porque se tata de un tema que no pierde vigencia y a la vez está en el tapete. Hace apenas una semana tuvo lugar en Paraná una cumbre contra el fracking, y ya suman 30 los municipios y las juntas de gobierno que prohibieron la fractura hidráulica en sus ejidos o pidieron a la legislatura de la provincia que votara una Ley en ese sentido.
La búsqueda de combustibles fósiles por métodos harto peligrosos alerta, porque es un indicio de que pasamos el pico y los yacimientos clásicos se van consumiendo.
En esa cumbre hubo un reconocimiento a las luchas de Paraná contra el represamiento del Paraná Medio, que logró no sólo detener esa obra sino más aún: que se declare a Entre Ríos libre de represas. Y también a las luchas de los pueblos de la costa del río Uruguay, sea en Gualeguaychú contra las industrias sucias, o en Concepción del Uruguay, Colón, Concordia y Chajarí contra la fractura hidráulica, por dar algunos ejemplos. De modo que el tema energético está en el centro de las inquietudes ciudadanas.
Primero, la austeridad
El texto publicado por los entrerrianos habla de los peligros de la fisión nuclear, los estudios sobre fusión, el problema de los desechos, las experiencias con biodigestores, los parques eólicos; habla de energía calórica, energía química, electricidad, energía mareomotriz, energía de las olas, entre otros tipos. No descarta el uso de sistemas amigables con la naturaleza como el aprovechamiento del caudal de los ríos, sin represamientos.
Pero desde las primeras páginas hace hincapié en un tema de mayor gravedad, en donde se inscribe el consumo de energía: “esta obra trata de la austeridad, como condición necesaria para dar un margen de posibilidad a las energías alternativas que no aceleren la degradación de la sociedad humana. Hablaremos del uso de la energía, claro, para los alimentos y otras necesidades básicas (tantas veces confundidas con necesidades fantasiosas impuestas por la propaganda). Hablaremos de la subsistencia de la diversidad biológica y del paisaje, y allí de la especie humana”.
Y luego: “Las potencias están succionando la Tierra, sea a través de leyes de los estados o emprendimientos de las multinacionales socias, con sostén militar. (Un pozo de petróleo es a los Estados Unidos lo que una presa al tiranosaurio). Pero el problema no se circunscribe a los sectores de poder. La civilización moderna naturalizó el peligroso camino de la ganancia, la propiedad privada, el consumo extremo, la competencia por la acumulación, la explotación para mantener la tasa de ganancia, y va aceptando, no sin protestas, sistemas de producción y consumo incompatibles con la vida, con alta demanda energética”.
Sumak kawsay
“Distanciada del mundo austero y de la naturaleza y la armonía y la complementariedad, distanciada del vivir bien (sumak kawsay), la modernidad colabora en el agotamiento de las fuentes de energías que el planeta no recupera y que van en franco declive”.
“La modernidad se ha enviciado en posponer el abordaje y la superación de los problemas, y los problemas se apilan hacia el futuro”, dice el documento.
“El sistema exige un uso despiadado de la energía, que tomó el atajo del combustible fósil aún sabiendo que es pan para hoy y hambre para mañana, y que al borde de un agotamiento anunciado halló una ‘tabla de salvación’ en la fractura hidráulica, con riesgos extremos para los acuíferos profundos, la red de ríos y arroyos, la salud, el paisaje, la estabilidad, porque entre sus probables consecuencias no se descartan los movimientos sísmicos”.
Dilapidar recursos
El documento elaborado por miembros del Grupo de Reflexión Ambiental Mingaché y el centro de estudios Junta Abya yala por los Pueblos Libres apunta que el uso y abuso de la energía en el mundo actual “se ha convertido en el cuello de botella de la civilización moderna”.
Bajo el subtítulo “Dónde estamos”, se lee que la civilización moderna “ha creado condiciones de explotación y dominio de la naturaleza mucho más potentes que las que hayan existido nunca antes”.
“La dilapidación de recursos que produce el modo de vida devenido mundial es ante todo responsabilidad de un criterio insostenible fundado en el lucro, defendido a ultranza por un grupo mínimo de personas, capaces no obstante de imponerse a todos los demás. Sin embargo, ejercitar el ahorro de energía puede ser saludable sobre todo porque nos haría ver qué poco se perdería renunciando a cosas superfluas o poco necesarias”.
Después de mostrar modos de ahorro de energía en el hogar, sea en lavarropas, heladeras, cocina, y de mostrar los modos de evitar el despilfarro, el documento se detiene en tipos de energía alternativa.
“Cada año, la vegetación que destruyen los incendios en la Argentina permitiría satisfacer la demanda total de energía eléctrica del país, de acuerdo con un informe de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires. Según el estudio, la Argentina es uno de 57 países del todo el mundo que podrían satisfacer la totalidad de su demanda de electricidad a partir de la energía que se libera en incendios de vegetación, incluyendo los naturales y los producidos de mano humana, por ejemplo en desmontes”.
Y vuelve sobre la madre del problema: “de no resolverse la causa de la búsqueda alocada de energías, que es el sistema económico y el consumismo, el poder seguirá buscando satisfacer las ‘necesidades’. Una prueba es que la exitosa lucha contra el represamiento del Paraná Medio vuelve a ponerse en escena con anuncios de un represamiento un poco más al norte, y represas sobre el Uruguay (Garabí y Panambí). Los habitantes de una región, o una provincia, podrían comprometerse a una vida austera, a reducir al máximo sus consumos innecesarios de energía, lo cual significaría enormes esfuerzos en su modo de trabajar, viajar, tomar vacaciones, ambientar los lugares, etc. Pero tropezarán con el sistema producción y transporte de grandes volúmenes, que es el principal demandante”.
La energía nuclear
es la más reciente
y la más antigua
Los autores toman una variedad de energías, y alertan por los desechos radiactivos de la fisión nuclear.
El trabajo colectivo de los dos centros de estudio, con la redacción principal de Fortunato Calderón Correa y la colaboración de Norberto María Fiorotto, da un breve capítulo a cada tipo de energía.
Tomamos fragmentos en torno de la energía nuclear (en particular las diferencias entre fusión y fisión), y la electricidad. Lo que sigue es textual.
Salvo alguna novedad espectacular, el petróleo se agotará. Está claro que ya pasamos el momento de mayor “producción” (pico) y venimos en franco retroceso. La vuelta al carbón lo agotará también. A pesar de sus peligros y del rechazo generalizado, la fuente de energía ya disponible que permitiría reemplazarlo es la nuclear…
Eso no equivale a legitimar esa fuente, y tampoco a ignorar la capacidad de la eólica y la solar para reemplazar a los fósiles en el futuro.
Ahora bien, el método que se trata de hacer viable es la fusión nuclear, la misma reacción de transformación de hidrógeno en helio que se produce en el centro del sol.
Se procura un reactor que haga posible la fusión del deuterio (²H) y el tritio (³H), ambos isótopos del hidrógeno, una reacción que generaría gran cantidad de energía, helio y un neutrón.
Para obtener la cantidad de energía que producen por esta vía cinco gramos de deuterio y tritio, se necesita casi una tonelada de carbón.
En la Tierra existe suficiente deuterio para abastecer durante miles de años los reactores de fusión nuclear; pero casi no hay tritio, por lo que se debería producir artificialmente.
Se ha propuesto usar sales de un metal llamado litio, que cuando es irradiado con neutrones genera una reacción de fisión nuclear en la que se produce tritio y helio.
Entonces el reactor de fusión produciría tritio a partir del litio pero no desechos radioactivos.
La fusión nuclear suele presentarse como una panacea de la energía. Abunda el deuterio, pero del tritio se habla poco, no hay tritio y hay que fabricarlo a partir del litio.
El litio es relativamente abundante en la corteza terrestre pero no en concentraciones de mineral que hagan sustentable su extracción, salvo en algunos lugares como los salares de la Puna de Atacama. Pero ahora que se usa más en las baterías, su precio aumenta de manera exponencial. No es difícil imaginar lo que ocurrirá si llega a necesitarse en las centrales de fusión. Además su explotación minera también es un problema adicional.
Otro problema es cómo contener el reactor en que se produciría una reacción solar dentro del planeta. Cuando sale el sol y la luz inunda el mundo, saludamos sin saberlo una monumental reacción nuclear ante nuestra vista. Por ahora no hay cómo trasladarla a la tierra y domesticarla para usar su energía.
Por ahora, todos los reactores nucleares son de fisión nuclear. Utilizan elementos pesados como el uranio. Al fisionarse sus átomos se producen grandes cantidades de desechos radiactivos.
Un reactor de fusión no rompería los átomos sino que los uniría sin producir residuos
Dentro de medio siglo el costo de la energía producida por la fusión, si se resuelven los problemas técnicos involucrados, será comparable al de la energía que producen los reactores de fisión o las usinas alimentadas con petróleo, gas o carbón.
Un reactor de fusión nuclear de tres mil megavatios necesitará 500 gramos de tritio por hora.
El estrangulamiento energético… impulsó un plan de extensión de la energía nuclear en la Argentina. Pero se trata de centrales de fisión, con todos los inconvenientes conocidos.
Las posibilidades de la fusión son todavía teóricas. Una central construida con los recursos técnicos actuales debería tener el tamaño de una ciudad como Rosario…. ¿e incluiría el uso de fisión como detonante?
Electricidad
La electricidad se produce en centrales eléctricas, que transforman una forma cualquiera de energía en electricidad. Puede ser la energía mecánica de una caída de agua en las centrales hidroeléctricas, la combustión de fuel oil o gas natural en las centrales térmicas, la combustión del carbón o la fisión del núcleo de elementos radiactivos en las centrales nucleares.
La energía nuclear es la más reciente descubierta por el hombre, pero la más antigua y esencial en el universo. Toda la energía que usamos, incluida la de nuestro cuerpo, tuvo origen en las reacciones nucleares del centro del sol en la reacción que consiste en transformar hidrógeno en helio.
El problema de la energía nuclear es que incorpora a nuestro entorno peligros y residuos inevitables que no existían antes y que no queremos ni necesitamos, y con los que no sabemos qué hacer. Chernobyl, Fukushima y tantos otros casos menos publicitados son síntomas de la enfermedad.
Ese problema técnico del destino de los residuos no está resuelto y no sabemos cuándo ni cómo se resolverá. Las “soluciones” que ha recibido, como enclaustrar el material radiactivo en grandes contenedores de cemento enterrados, son precarias y pueden terminar peor que en Chernobyl.
Hasta aquí, algunos aportes del ensayo. Un acierto: asambleas para pensar con otros.
Las máquinas destierran y hacinan a los trabajadores
Respecto de la riqueza en agua de la región litoral –se lee en el cuaderno-, hay que advertir que ya está amenazada y atacada por los químicos usados para la agricultura en los últimos 20 años, herbicidas e insecticidas con efectos acumulativos de consecuencias impredecibles sobre la potabilidad.
Y sigue: “el sistema presiona para obtener energía de cualquier lugar, sin reparar en los efectos en la naturaleza, la cultura, la vecindad. La humanidad toma esa energía del futuro. Está agotando en un breve lapso lo que podrían aprovechar las próximas generaciones y las demás especies”.
“Hemos fijado la atención –agrega- en las máquinas que gastan energía de manera insostenible, y a la vez expulsan trabajo humano, de modo que colaboran con un régimen que destierra a los trabajadores o los hacina en los barrios, concentra la propiedad de los medios y acorta la vida en el planeta”.
DATOS
El ensayo habla de fisión nuclear, fusión, biodigestores, parques eólicos, electricidad.
También de energía calórica, química, mareomotriz, entre otros tipos.
No descarta el aprovechamiento del caudal, sin represas.