*La festividad de San Juan Bautista es el día 24 de Junio, (muy cercano al solsticio de verano, alrededor del 21 de junio), en España es una festividad de celebración múltiple en muchos pueblos, incluso es sacada su figura en procesión en algunos lugares
Muchos son los rituales propios de la noche de San Juan, la víspera del 24 de Junio, pero todos giran en torno al ensalzamiento del fuego. De hecho, este es el festival del fuego por antonomasia, el rey de los festivales del fuego hasta el extremo de que el culto pagano del fuego y las hogueras, se han conservado más que en otras fiestas, y la costumbre popular ha mantenido su práctica incluso dentro del mismo cristianismo, aunque éste no ha podido dar una explicación religiosa convincente de dicho hábito. El gran protagonista de la Noche de San Juan es el fuego, cuyo fin no sólo es rendir tributo al sol, sino también purificar los pecados del hombre. Antiguamente se realizaban fogatas reducidas en las que se calentaban papas o batatas, que luego eran ofrecidas a los asistentes para así asegurarles alimento suficiente durante todo el año. También se arrojaban a las llamas ropas viejas, papeles, y cualquier objeto que representara un mal recuerdo, y así se exorcizaban los malos sucesos de los doce meses anteriores.
Viva San Juan Y San Pedro!!I
*Allá lejos y hace tiempo en mi pueblo donde las calles eran de tierra, las cunetas ondas y la siesta sagrada… la gurisada de cada barrio esperaba con entusiasmo la festividad de San Juan.
Junio era un mes frío pero más aún mayo en el que ni un solo día zafaba de las heladas. Justamente en esos días de la celebración del Santo el clima nos regalaba un alivio al que los mayores le decían veranito de San Juan.
La “previa” a la festividad nos reunía para armar muñecos de trapo a los que muchos les agregaban en su interior petardos o cuetes y recolectábamos cubiertas viejas que servían de combustible para la noche esperada.
La menuda vecindad de la 25, que en esos años era mucha, nos reuníamos en torno a los desgarbados muñecos y las gomas viejas que al arder alumbraban la noche mientras el humo negro revoloteaba el aire y nos tiznaba la cara y las manos. Las explosiones sobrevenían a medida que el monigote pinta de espanta pájaros ataviado con la ropa vieja que nos proveían las madres, comenzaba a consumirse en la llamarada vigorosa rodeada de almas infantiles gritando Viva San Juan y San Pedro!!
Tradiciones inolvidables, costumbres heredadas de generación en generación que se fueron perdiendo como tantas otras: la payanca, las carreras de karting con rulemanes, los campeonatos de bolillas en el patio de tierra, las kermeses o las obras de teatro en los patios de las casa con libretos inventados por nosotros mismos.
El ritual de San Juan se convirtió en un recuerdo reflotado por la Escuela Horizontes hace unos 15 años donde pudieron asistir nuestros hijos. Desde entonces en Larroque el 24 de junio pasa desapercibido para las nuevas generaciones que nada saben de “sabañones” en el borde de las orejas o en las manos y pies porque los inviernos no son tan crueles y porque los hogares tienen mayores comodidades. Tampoco saben de la “yapa” porque quedan pocos almaceneros como “don Pablo” el de las manos habilidosas a la hora de hacer el mejor cucurucho para vender mani, azúcar o harina sueltas.
“El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos” al decir de Milanés y en esta víspera de San Juan en mi mente danzan las siluetas de mis hermanos, primos y amigos alrededor del fuego que como la vida se consume de a poco. (*C.T.)