Versos para el Aniversario de Larroque – por Daniel Tirso Fiorotto

*En el marco del 108º Aniversario de nuestra ciudad el periodista, poeta larroquense envió en homenaje estos sentidos versos que a continuación compartimos:

«Versos para el aniversario de Larroque»
Con motivo de un aniversario de los larroqueños y celebrando la confluencia de esfuerzos multisectoriales para facilitar las comunicaciones en estos días, van unos versos inspirados en mis recuerdos de infancia.
Los que han sido alumnos de tantas maestras como Graciela Caram, los que compartieron las melodías de tantos músicos como el Gordo Elena, y aquellos que alguna vez disfrutaron de las mandarinas en lo del Tola Albarenque y sus hijos comprenderán mejor los sentimientos que nos embargan en esta hora.
Claro que no olvidamos a tantos campesinos expulsados, que resumimos en el nombre de Patricio Maciel, y nos imaginamos en una lenta peregrinación encabezada por los niños a coro y un acordeón mayor, una asamblea que no ceda a los apuros de la hora y se abra, sí, al ritmo dual, complementario, sereno y encantador de la chamarrita.

«El acordeón del Gordo»
Mansa ilusión, no sé por qué me gusta
ni cuál será el hechizo que la invoque:
despertar con el sol en Irazusta
y acariciar las lunas de Larroque.
Vuelvo al arroyo del «Tola»
más sencillito que el cui
y encuentro al mismo gurí
como pastando las horas,
todo un país se demora
entre rieles y durmientes
al tranco de un Albarenque,
duende y señor de las siestas,
con ese palito a cuestas
que retrata al penitente.
La nostalgia se desgrana
del horizonte y me inclina
a pelar las mandarinas
“flagrantes” de la mañana,
trote y trote la tobiana
sabe también que me espera
en el atrio de la Escuela
(altar de jazmín y tiza)
consagrada en su sonrisa
mi señorita Graciela.
El patio de galerías,
las corridas, los antojos
y esos labiecitos rojos
de las primeras poesías.
No ha de estar lejos el día
que una varita nos toque
para trepar de un galope
el arcoíris de amores
con secretos resplandores
entre Irazusta y Larroque.
No sé del cielo de las Proserpinas
ni quién saló mis panales de miel
ni qué artera sangría campesina
nos apagó la chispa de Maciel.
Volvamos, cada cual con sus pasteles,
tranco a las tentaciones de la Ruta:
que nadie apura los amaneceres
si uno amanece entre las frutas.
Todo el pueblo detrás de los artistas,
los gurises del Coro, el acordeón
del Gordo, como si un loco flautista
al trotecito de una Chamarrita
nos convocara al corazón.
(*Daniel Tirso Fiorotto)


*Portal Larroque*
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«Dar en Milonga» de Daniel T. Fiorotto