Catalina Brostman: Un Siglo de Vida…Esta mañana el Hogar de Todos del Hospital San Isidro Labrador de Larroque lucía un cartel de felíz cumpleaños y coloridos globos. El centro de la escena era Doña Cata, la conocida señora que transitó gran parte de estos felices 100 años en este pueblo.
Hija de inmigrantes alemanes del Volga: Felipe y Margarita, nació un 22 de junio de 1916 en la zona de Gilbert, donde se afincó esa corriente inmigratoria en colonias que aun perduran.
Catalina o Doña Cata unió su amor a Claro De La Cruz con el que tuvieron 8 hijos. Vivieron en esa zona rural( Domínguez) hasta que alrededor de 1947 se afincaron en la zona rural de Talitas donde Don Claro trabajaba. Además de los 8 hijos, cuentan dos de ellas, Cata crió otros tantos como verdaderos hijos. De un hogar muy religioso, donde se hablaba el alemán, Cata aprendió la lengua de sus padres y también el castellano pero es aún hoy que conserva ese acento extranjero que la caracteriza.
Todos conocemos, sobre todo los que tenemos varios años en este pueblo, que Doña Cata posee el don de curar. Transmitido no se sabe bien por quién, curó cientos de larroquenses de culebrilla, escemas, aftas, empacho, el mal de ojo, entre otros males. Años “ejerciendo” este oficio, sin hacer mal a nadie, sólo tratando de calmar dolencias, Doña Cata quiso un día recibir la comunión en su casa. ( Es sabido que los alemanes del Volga son católicos).
En ese momento acudió el Parróco que se encontraba a cargo de la feligresía del pueblo y le puso como condición que para recibir el santo sacramento, debía resignar sus curaciones. Ella obediente, muy practicante de la Fe, a la que transmitió a sus hijos, resignó sus dones a pedido del Cura. Desde entonces no volvió a impartir sus oraciones en alemán para curar a quien acudía como alternativa a la tradicional curandera del pueblo.
Se casó por el civil y la iglesia luego de muchos años de convivencia con Don Claro, en Larroque en el año 1947. Sus hijos Aída, Alicia, Arminda, Aurora, Amalia, Aidé, Alba, Stella y Claro ( estos últimos mellizos) la rodearon de un centenar de nietos, biznietos, tataranietos. Seguramente Doña Cata la Cruz, como todos la concemos tendrá miles de historias para contar, su problema auditivo la aisla un poco de las relaciones, pero conserva una memoria y una lucidéz intactas y envidiables.
*El festejo es hoy en su Hogar de Todos, donde transita estos últimos años. Estará rodeada de sus afectos y estamos seguros que le sobran fuerzas para apagar las 100 velitas.