Situación complicada en Gualeguay – Pequeña pueblada condiciona al intendente Luis Erro

GUALEGUAY (U24 Entre Ríos) – Cerca de 100 personas se acercaron al histórico edificio de la Escuela Normal el jueves 05/03, donde el intendente municipal Luis Erro había decidido realizar la apertura del año legislativo: los jardines y el amplio patio de acceso era un lugar adecuado para ubicar a la escasa militancia leal que le queda, a los empleados municipales que son obligados a ir y a los sectores más humildes que son chantajeados por los punteros políticos con sacarles los planes sociales de los que gozan, y que en muchas familias es el único ingreso que tienen ante la falta de puestos de trabajo.

Mientras que los estudiantes y un grupo de profesores y alumnos de los institutos Leloir y Artes Visuales protestaban porque fueron desalojados el año pasado por la gestión Erro, de las instalaciones del Complejo Educativo por reclamar sobre el lamentable estado edilicio del lugar, los vecinos mostraban indignación porque Erro sacó no solo de su ámbito natural al Concejo Deliberante, sino que el martes pasado había suspendido el acto en el mismo lugar bajo la excusa de que debía viajar urgentemente a Buenos Aires, pero que luego trascendió que la suspensión se debió a la copiosa lluvia que atentaba contra la movilización «de apoyo».

El malestar de los ciudadanos de Gualeguay contra Erro viene creciendo aceleradamente debido a cuatro causas penales en las que está procesado, a la falta de mantenimiento de calles y espacios verdes de los barrios alejados del centro y al intempestiva y autoritaria ordenanza que prohibía los tradicionales carteles luminosos en las principales arterias comerciales, lo que disparó el enojo de los comerciantes que no fueron consultados y a los que se les dio un exiguo plazo para cumplirla. Pero también al aumento de la inseguridad, la nula creación de trabajo y al establecimiento de grupos narcos en los barrios más humildes.

Sin embargo, lo que más molesta a los gualeyos es el autoritarismo ejercido por Erro, quien ha hecho de las cuentas públicas una gran caja política de la que no da rendición alguna, incluso lo recaudado por en los corsos del carnaval local que en esta edición calculan que superó los 12 millones de pesos.

Además, al año pasado se peleó con una de las personas más prominentes de la ciudad como es Sara Salas de Berisso, quien fue la que donó la propiedad del Complejo Educativo para las pocas carreras terciarias que se dictan y que el intendente informó que instalaría oficinas administrativas, pero que en realidad era dotar de infraestructura a La Cámpora.

Pero luego Erro cambió de parecer y le soltó la mano a la organización fundada por Máximo Kirchner y conducida por el Andrés Larroque y Eduardo De Pedro para acercarse al gobernador Daniel Scioli.

Pero la maniobra hizo que Erro viera hecho trizas sus pretensiones de ser precandidato a gobernador. Primero se alejó del gobernador Sergio Urribarri, quien lo apañaba, para acercarse a Scioli. De hecho anuncio con bombos y platillos al menos tres veces entre enero y febrero que Scioli visitaría Gualeguay para darle el espaldarazo, pero el gobernador bonaerense no le dio lugar y tampoco lo recibió en La Ñata.

Es que Scioli no solo no se mete personalmente en las internas en provincias gobernadas por el kirchnerismo sino que no Erro no le cae bien por los problemas que tiene con la Justicia y la mala imagen que se ha creado en Gualeguay.

Despechado, Erro quiso volver con Urribarri pero este también se siente despechado y no le da lugar como tampoco le gira $7 millones de coparticipación. Ahora, el gran temor de Erro es que Urribarri le baje el pulgar y mande a la Justicia a sacar de los cajones los procesos penales y tenga que enfrentar juicios orales.

El dato importantes es que la manifestación de ayer, en una ciudad que solo se moviliza con temas importantes como fue la del #18F, con la participación de 3000 personas (el 10% de la población urbana) es un síntoma de que a Erro le están perdiendo el miedo y que el slogan «Probá Gualeguay» ya viene con una gestión que tiene sabor muy amargo.