Santa Elena – A un año la comunidad sigue pidiendo justicia por Gisela López

El viernes estaba prevista una marcha y un acto el sábado, pidiendo justicia por Gisela López.
Click para Ampliar16/04/2017 – Aún con la conmoción por lo sucedido con Micaela García en Gualeguay, Santa Elena sigue pidiendo justicia por la muerte de Gisela López, ocurrida hace un año. Casi un año después, prácticamente la misma historia se repite en una ciudad entrerriana. La desaparición, la conmoción y movilización de todo un pueblo, la búsqueda, y la misma metodología: violencia, violación seguida de muerte. Justicia por Gisela, siguen rezando los carteles que permanecen en Santa Elena, en la escuela nocturna a la que concurría, en comercios de la ciudad, y en las calles.
El viernes habrá un acto en la escuela a la que concurría la joven y al día siguiente, día de su desaparición, una marcha. El lunes 24 de abril comenzará el juicio.
El sábado se cumplirá un año de la desaparición de la joven de 19 años, luego de salir de la Escuela de Jóvenes y Adultos (ESJA) Nº 5 “Padre Fidel Alberto Avero”, cerca de las 22.30, en la zona conocida como El Bajo. Por esa razón, la comunidad santaelense, que todavía no pudo procesar el duelo sabiendo verdaderamente qué fue lo que pasó, vuelve a revivir con la fecha –y con la repetición de hechos similares- los dolorosos y tristes momentos vividos un año atrás.
Aunque para muchos de ellos, familiares, amigos y comunidad educativa, el recuerdo es diario y a decir de una allegada a Gisela, “es una mochila de profunda tristeza y dolor, que se carga sin explicación”.
El próximo viernes, en la sede de la institución ubicada en calle 9 de Julio, en el centro de la localidad norteña, habrá un acto para recordarla. Será con una reseña sobre Gisela, un minuto de silencio y un momento para la reflexión; al día siguiente – sábado, coincidente con el día de su desaparición- habrá una nueva marcha en pedido de Justicia, por el esclarecimiento del crimen.
Se concentrarán en el frente del establecimiento escolar y caminarán hasta el lugar donde fue hallado el cuerpo sin vida de la joven, 18 días después, por un adolescente que pasaba a caballo. El lugar está a solo 150 metros del domicilio de la familia de Gisela.
Además, el lunes 24 de abril comenzará el juicio: las audiencias testimoniales se realizarán entre el 24 y el 28 de abril, y del 2 al 3 de mayo; se prevé que declararán unos 35 testigos. Hay cuatro detenidos como presuntos autores del hecho: Mario e Iván Saucedo y Matías Vega, como autores materiales del hecho; y Rocío Altamirano, pareja de Saucedo hijo, por encubrimiento. No está clara la real participación de todos ellos en el alevoso homicidio.
A partir del caso Gisela, entre reclamos y exigencias por falta de contención, se dispusieron algunas acciones de emergencia para atender la realidad en el establecimiento escolar, que se vio fuertemente afectado por lo ocurrido a la salida de una clase.
Presencia
En el salón principal de la Escuela de Jóvenes y Adultos Nº 5 Fidel Avero, un cuadro de Gisela hecho por sus compañeros, reza: “Queremos recordar tu paso por nuestras vidas. No te decimos adiós, sino hasta la próxima”.
“Fue muy difícil remontar al grupo de 2º, el año pasado. La mejor amiga dejó, este año vino a consultar porque estaba trabajando, y le pedimos que no abandonara, que la vamos a ayudar, y que rinda las materias que tiene pendientes. Algunos compañeros pasaron de año, y otros están recursando”, contó a diario Uno la directora de la institución, Viviana Guzmán. Del grupo de 16 alumnos que conformaban la división de Gisela –hay varios 2º Año en la institución-, prácticamente la mitad ya no asiste: la realidad es que la comunidad educativa de la escuela nocturna es tan vulnerable socialmente, que el abandono puede obedecer también a múltiples causas.
“El año pasado fue muy complicado para su amiga, porque llegaba a la escuela a cursar y se volvía a su casa llorando. Acá la conteníamos pero nos decía que no aguantaba estar en el aula. Llevaba las mismas materias que Gisela, por eso rendir fue complicado. Por eso le insistimos este año para que pueda avanzar, rindiendo algunas materias libres, y el año próximo encaminar su final y terminar la secundaria”, remarcó.
Sobre lo vivido en aquel momento – Guzmán era secretaria y la ex rectora sufrió un pico emocional y un desgaste con las autoridades educativas por reclamar un gabinete de contención y un apoyo permanente a alumnos y docentes- recordó: “Fue muy duro, porque no podíamos terminar de hacer el duelo, porque todos trabajamos en otras escuelas.
Hubo talleres que trajo el Consejo General de Educación, la Departamental de Escuelas de La Paz. Recién después de julio, se pudo retomar en parte el camino, con chicos que venían a cursar más”. Antes, acotó, había mucho temor en las alumnas de las escuelas, por ejemplo: “Se retrasó el horario de salida, y también los profesores llevábamos a las chicas que vivían más lejos”, citó.
A partir de lo sucedido, se tomaron más recaudos en la escuela. Por ejemplo, los alumnos no tienen autorización para irse antes, y si tienen que salir por enfermedad o problemas de sus hijos que quedaron en sus casas, deben firmar un cuaderno obligatoriamente. “De todos modos, este año les dijimos que tenían que tener el compromiso de cumplir el horario hasta las 23; y les hemos recalcado que en caso de retirarse, vayan directo a sus hogares”, sostuvo Guzmán.
Concientización
«Creo que lo de Gisela marcó un antes y un después. La comunidad está impregnada por carteles que dicen ‘Justicia por Gisela’. Es inevitable no recordarla. Donde pases por la ciudad, hay un dibujo o cartel de ella, una foto que los comercios dejan. Si bien todo sigue su curso, igual hay una concientización diferente, en estar todos más alertas; los padres, por ejemplo, aconsejando más a sus hijos con quién estar, dónde ir. Hay más prevención».
La matrícula de la escuela Nº 5 es de 273 estudiantes este año, que cursan para completar sus estudios secundarios, en un bachiller con Orientación en Economía y Administración. Hay cuatro divisiones por año.
En el caso del grupo de Gisela, de los 16 que cursaban 2º Año, menos de la mitad sigue en la institución.
«Intentamos hace un seguimiento, buscarlos, incentivarlos, pero es también una realidad de los bachilleratos de adultos», planteó la rectora, que adelantó que este año, la idea apunta a buscar concientización de los alumnos en la pertenencia a la institución, y presentar valores como solidaridad, respeto, compromiso. Trabajar mes a mes un valor diferente», apuntó, en un desafío complejo por la realidad social: «Veía a los chicos en el acto del 24 de marzo o del 2 de abril, y siento que están desorientados.
En esta institución hay edades que si bien son mayores de 18 años, están entre los 18 y 22 años, y es como que vienen a la escuela porque tienen que hacer algo por sus vidas. Está aún sin dibujarse el proyecto de vida que necesita el pueblo y la sociedad, hoy en día. Entonces nosotros estamos un poco empeñados en eso: tomé la Rectoría en junio del año pasado, continúo este año, y mi intención es inculcarles que de a poco necesitan proyectar su vida de futuro, porque no son tan niños, están más del lado de los adultos».
Y si bien es cierto que la realidad no es fácil, más aún en un pueblo sufrido y castigado del norte entrerriano, remarcó: «Siempre cuando te falta algo, es la puerta para que vos puedas abrir la imaginación y crear cosas: ésa es mi mirada, y me están entendiendo los compañeros docentes y trabajando de a poco. Hay imágenes que estaban desgastadas, quizás no se los contemplaba a ellos como personas, eran un número que venía a la escuela y se iban.
Mi mirada es verlos un poco más allá; Dios quiera y me acompañe e ilumine, esto no se logra de un día para otro; es un camino de hormiga, acompañarlos todos los días, hablar con cada uno, conocerlos, son muchos pero hay que involucrarse y que vean que alguien los está mirando, que hay un adulto que los contempla y que los quiere sacar adelante».
(Análisis Digital /Pná)