“Deben ser utilizados para la rehabilitación y compensación de las víctimas”, dice el documento. La cumbre de jueces en el Vaticano abogó por recuperar bienes de delitos
05/06/2016 -Jueces de todo el mundo, incluidos unos 20 de Argentina, sellaron ayer por escrito su compromiso con el Papa Francisco para recuperar “para la sociedad” los bienes incautados a traficantes y delincuentes, al tiempo que lanzaron un fuerte llamado para que la trata de personas, la prostitución y el trabajo forzado sean considerados delitos de lesa humanidad.
El pedido del Papa y los jueces, que también reclaman por la rehabilitación, reasentamiento y reintegración de las víctimas, aparece en la introducción del documento final del encuentro de jueces en el Vaticano del que participó una nutrida delegación argentina y en el que disertó el Pontífice.En la declaración de diez puntos los participantes reclaman más compromiso en la lucha contra el crimen organizado, que se avance en la recuperación de los bienes de delincuentes para la indemnización a las víctimas y que se condene a los clientes de prostitución, informó Télam.
En línea con el combate papal en contra de lo que denomina las “nuevas formas de esclavitud del siglo XXI”, el documento afirma que “la esclavitud moderna, la trata de personas, el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos humanos son crímenes contra la humanidad y deben ser reconocidos como tales”.
“Asimismo, el crimen organizado que mira directa o indirectamente a expandir la esclavitud moderna en sus formas antes descriptas, también debe ser considerado un delito de lesa humanidad y reconocido por tal”, reclama la declaración a la que suscriben el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti y los jueces, Sebastián Casanello, Ariel Lijo, Sergio Torres y María Servini entre otros.
De ellos, Casanello el jueves y Lorenzetti ayer, se reunieron con el Papa Francisco en privado.
“Habiendo sido aprobados los Objetivos de desarrollo sostenible de las naciones Unidas y ratificado el Protocolo de Palermo del año 2000 contra la trata de personas, todas las naciones tienen que reconocer la esclavitud moderna, la trata de personas, el trabajo forzoso y la prostitución como crímenes de lesa humanidad con penas proporcionadas”, es otro de los objetivos que se plantea el documento.
En uno de los planteos más novedosos, inspirados en la “praxis italiana” como pidió Francisco en su discurso del viernes en la Pontificia Academia de Ciencias, los firmantes plantean que “los bienes incautados a traficantes y criminales ya condenados deben ser utilizados para la rehabilitación y compensación de las víctimas, y para la reparación de la sociedad”.
“El delito de lavado de dinero debe ser intensamente perseguido, porque consiste en hacer que los fondos o activos obtenidos a través de actividades ilícitas como el fruto de actividades legales”, demanda la declaración de diez puntos que ayer el Pontífice firmó sobre el techo del Volkswagen Golf en el que llegó ayer al encuentro.
En otro de los puntos, con una inspiración en la legislación sueca que muchos participantes consideraron ejemplar, piden que “la sanción de los clientes de servicios sexuales debe constituir parte integral de la legislación para una eficaz lucha contra la esclavitud y la trata. Al igual que quien emplea a sabiendas trabajo forzado”.
En sintonía con la preocupación del Obispo de Roma por los migrantes, el documento final se propone también que la repatriación de los extranjeros no documentados nunca debe ser una respuesta sin el acuerdo de las víctimas, a fin de evitar el riesgo de las recaídas y de las actividades ilegales y deshumanas.
Además, se incluyen pedidos para endurecer las posturas en el tráfico de órganos y abogar por proporcionar un apoyo adecuado a las víctimas que incluya la asistencia legal y civil.
El encuentro que comenzó el jueves en la sede de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano sobre trata de personas y crimen organizado contó con el impulso de la Santa Sede y fue organizado por el legislador porteño, Gustavo Vera.
El documento que el Papa y los participantes firmaron incluye los principales ejes del debate de dos días de deliberaciones en el Vaticano sobre problemáticas comunes en torno a la trata y el crimen organizado.
Además de los objetivos planteados en el documento, los jueces y fiscales también hicieron hincapié en la “necesidad” de aumentar la cooperación internacional para que los distintos países “puedan actuar en red” y lamentaron los casos de “falta de cooperación” de parte de los países en los que se depositan las ganancias obtenidas de las que el Papa llamó “las nuevas formas de esclavitud del siglo XXI”.