07/9/2015 – Su imagen se convirtió en mito y el lugar de su muerte en santuario. Un repaso por su trayectoria como cantante y su fama que crece a pesar de su desaparición física
El 7 de septiembre de 1996 ocurrió la trágica muerte de Gilda, la cantante que convirtió la música en milagro y el fanatismo en devoción.
Miriam Alejandra Bianchi, más conocida como Gilda, hizo una gran carrera en el mundo de la música tropical y fue una de las mujeres más exitosas en el ambiente de la cumbia. Sin embargo, fue recién después de su muerte que su fama comenzó a crecer y hasta llegó a convertirse en mito.
Miles de personas visitan a diario su santuario y le llevan ofrendas. Son muchos los que rezan tanto en el Cementerio de la Chacarita –donde descansa su cuerpo- como en el kilómetro 129 de la Ruta Nacional 12, en la provincia de Entre Ríos el lugar donde murió –junto a su madre y su hija- cuando iba camino a Chajarí y un camión embistió al colectivo en el que viajaba.
La historia de Gilda fue de sacrificio y lucha, pero terminó rápidamente. Al morir tenía sólo 35 años.
Ella tuvo que hacerse cargo de su hogar a los 16 años, tras la muerte de su padre, y hasta casarse y tener dos hijos, postergó su carreras de maestra jardinera y profesora de educación física. Pero la vida de Gilda iba a cambiar luego de reencontrarse con un viejo amigo, y quien luego fue su segunda pareja, Toti Giménez. Él sabiendo de la verdadera vocación de Miriam, la convenció de entrar de lleno al circuito de la cumbia y la música popular. Entre sus éxitos figuran:»No me arrepiento de este amor», «Corazón valiente» y «Como tú».
El año que viene, en conmemoración al aniversario número 20 de su muerte, se estrenará una película que cuenta su historia y que es protagonizada por Natalia Oreiro.
(Agencias nacionales)