Apena observar que miembros de la comunidad (o quiza no sean miembros de la comunidad) hayan perdido los valores que nos impartieron las familias pueblerinas, los docentes, los catequistas, en pos de preservar los espacios, los edificios, la flora, los paseos, los bienes que nos pertenecen a todos.
Es que el sentido de pertenencia también se ha perdido? Acaso no sentimos como propios el teatro, la parroquia, la escuela, la plaza, los árboles, las calles?
Me pregunto cuáles serán los móviles que impulsan a ciertos individuos a generar daños en los bienes que compartimos y que se consiguieron por el esfuerzo de mucha gente con los dineros públicos, con tus impuestos y los mios.
Entristece ver los destrozos, imaginar que se ocultan en las sombras de la noche para realizar estos actos vandálicos que lamentablemente nunca se esclarecen. Quizá alguien ve movimientos extraños y no se compromete en llamar a la policía o tal vez nadie ve ni escucha nada.
Cuando pasan estas cosas se nos ocurre pensar que los autores fueron jóvenes y de esta manera prejuzgamos sin saber porque además nunca llegamos a conocer la verdad.
Descreídos de la justicia tambien opinamos que si dieran con los responsables la pena sería insignificante y que si fueran menores ni siquiera conoceríamos sus nombres, se preservaría su identidad. En este marco de subversión moral, donde todo está permitido, lo bueno y lo malo se confunden, los premios y castigos no existen y los mayores somos cada vez más permisivos nos encontramos con situaciones que nos superan y nos invitan a reflexionar en qué estaremos fallando como sociedad.
Siempre existieron hechos de este tipo, pero últimamente se incrementan de la mano de la impunidad y de los malos ejemplos de los cuales todos somos cómplices seguramente.
Preocupantes los dos hechos que pasaron en menos de 15 días: los destrozos en la Sala de Teatro Padre Alberto Paoli y en la Capilla María Auxiliadora. Dos edificios patrimoniales que han sido levantados con esfuerzo, mantenidos con cariño y que constituyen lugares especiales donde se congregan la Fe y la Cultura. Dos palabras que conllevan la esperanza, el conocimiento, la convicción, el conocimiento, las tradiciones, las oraciones, la búsqueda de la verdad y la justicia. Pareciera hasta una paradoja violar dos espacios venerables utilizados para enaltecer las manifestaciones del alma y el espíritu.
De lo que podemos estar seguros es de que los que ingresaron a profanarlos son pobres de corazón y carentes de educación y valores.
Ojala algún dia podamos saber los nombres de los responsables para que al menos reciban la condena social.
impartieron las familias pueblerinas, los docentes, los catequistas, en pos de preservar los espacios, los edificios, la flora, los paseos, los bienes que nos pertenecen a todos.
Preocupantes los dos hechos que pasaron en menos de 15 días: los destrozos en la Sala de Teatro Padre Alberto Paoli y en la Capilla María Auxiliadora. Dos edificios patrimoniales que han sido levantados con esfuerzo, mantenidos con cariño y que constituyen lugares especiales donde se congregan la Fe y la Cultura. Dos palabras que conllevan la esperanza, el conocimiento, la convicción, el conocimiento, las tradiciones, las oraciones, la búsqueda de la verdad y la justicia. Pareciera hasta una paradoja violar dos espacios venerables utilizados para enaltecer las manifestaciones del alma y el espíritu.