Fue una reunión «muy productiva» y con «un alto nivel de entendimiento», como la graficaron sus propios actores. Pero más allá de las amabilidades protocolares de rigor que se cruzaron hoy Mauricio Macri y el vicepresidente de los Estados Unidos Mike Pence, el encuentro dejó en evidencia una cuestión central para el futuro de las relaciones bilaterales: Estados Unidos eligió a la Argentina como su interlocutor de mayor confianza en América Latina y el presidente argentino aceptó el convite aunque con algunos reparos concretos en materia económica y de política exterior.
Durante la hora y media que compartieron en la quinta de Olivos Macri y Pence repasaron la agenda bilateral y regional. Hubo amplias coincidencias en la decisión de ambas administraciones para avanzar hacia una profundización de las relaciones comerciales, desplegar la cooperación en seguridad, ponerle límites al régimen de Nicolás Maduroy en luchar juntos contra el narcotráfico y el terrorismo.
«La Argentina es un socio y aliado fundamental en la región de América Latina para ejercer toda la presión económica y política en Venezuela», dijo Pence en el salón de conferencias de la quinta de Olivos tras elogiar los «cambios audaces» que realizó el gobierno de Macri en materia económica y política.
También destacó la necesidad de profundizar las relaciones comerciales para exportar cerdo de Estados Unidos a la Argentina y que los productores argentinos envíen carne allí. Dio un fuerte apoyo de Washington para el ingreso de la Argentina en la OCDE; y promovió una mayor cooperación en materia de ciberseguridady lucha contra el lavado de activos.
Hasta allí hubo plenas coincidencias. Pero Macri remarcó al hablar ante la prensa dos ejes diferenciadores de la administración de Trump: por un lado, destacó que no comparte la idea de una intervención militar como solución a la crisis de Venezuela; y, por otra parte, invitó a Estados Unidos a modificar su postura de unilateralismo para sumarse al esquema de multilateralismo que hoy impera en el mundo.
«La vía de la fuerza no es el camino para la crisis de Venezuela. Hay que profundizar la presión política y económica», dijo Macri ante una pregunta de Infobae. Pero para que no queden dudas de esta posición contraria a la de Trump, remarcó más tarde: «En el Mercosur no vemos como una alternativa la fuerza para la solución del conflicto en Venezuela».
En este punto, Pence recogió el guante y aclaró que «los Estados Unidos no se van a quedar con los brazos cruzados cuando Venezuela se está destruyendo. El presidente Trump tiene muchas opciones a disposición, pero creemos que al incrementar la presión diplomática y económica sobre Maduro, no sólo en el continente sino en todo el mundo, vamos a lograr por medios pacíficos que regrese la democracia».
Pese a las visiones contrarias en materia del uso militar para el caso Venezuela, el vicepresidente norteamericano agradeció el liderazgo regional que mantiene la Argentina en Latinoamérica para ejercer toda la presión económica y política sobre el régimen de Maduro.
Se sabe, por ejemplo, que la UIF avanzó por orden de Macri en el bloqueo de eventuales operaciones financieras de funcionarios chavistas y habilitó al encargado de Negocios en la embajada de Venezuela Eduardo Porretti a habilitar pedidos de asilo político en la Argentina para disidentes venezolanos.
La otra diferencia sutil del gobierno argentino con la administración norteamericana que remarcó Macri tras su reunión con Pence fue el espinoso tema de la puja mundial entre proteccionismo versus apertura comercial. «Esperamos que en este diciembre, en la reunión de la OMC(que se realizará en Buenos Aires), encontremos puntos en los cuales profundizar esta potencialidad, independientemente de que en este momento Estados Unidos no vea tan atractivas las relaciones multilaterales como las bilaterales», dijo Macri ante Pence.
No pareció una mención al pasar si se tiene en cuenta que la Argentina fomenta desde el Mercosur un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y muestra una visión contraria al proteccionismo que pregona Trump. En clave local, al evaluar a la administración de Cristina Kirchner, pero a la vez como ejemplo de la necesidad de romper con los unilateralismos, Macri añadió un dato: «Por estar aislados del mundo como lo estuvimos en los últimos años, no nos fue bien», dijo.
¿La solución armada a la crisis de Venezuela y el multilateralismo son diferencias insalvables o preocupantes con Estados Unidos para el gobierno de Macri? Nada de ello. El Presidente está convencido de que se puede construir una relación «madura» como la calificó hoy a pesar de tener algunas diferencias.
La vicepresidente Gabriela Michetti, que también se reunió hoy con Pence, y dejó en claro este punto: «Podemos tener relaciones maduras ya que Estados Unidos nos respeta por nuestras identidades y no por ser amigos vamos a ser sometidos», dijo.
Más allá de estos condicionantes que Macri no aceptará de la administración Trump, el Gobierno observa con comodidad que Estados Unidos vea a la Argentina como un aliado central para llevar adelante el liderazgo en América Latina. «Las diferencias que podamos tener en temas puntuales no serán un freno para potenciar nuestras relaciones bilaterales», comentó a Infobae un funcionario del Gobierno que participó del encuentro en Olivos.
No es casual que ambas administraciones hayan decidido compartir trabajos de cooperación en áreas sensibles como la ciberdefensa, la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Tampoco es casual que Estados Unidos haya dado un apoyo explícito para el ingreso de Argentina en la OCDE.
Durante el paso de Pence por Buenos Aires no hubo anuncios de nuevas inversiones concretas de parte de Estados Unidos. Pero quedó en claro que la administración norteamericana le dio un fuerte espaldarazo a la Argentina en lo que Pence denominó las «audaces reformas» que encaró Macri. Y para el presidente argentino «mostrarse confiables y previsibles ante el mundo generará inversiones y empleo».
Así, Macri aceptó el convite de protagonizar el rol de líder en la regióncon el nexo más estrecho en lo personal con Trump que hoy no tienen ningún otro presidente de América Latina. Pero el presidente argentino no quiere que ello implique volver a las «relaciones carnales» que se impusieron entre ambas naciones durante la gestión de Carlos Menem y Gerorge Bush.
(Infobae /Bs.As.)
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