Opinión – El resultado del ballotage redefine el juego de poder en Entre Ríos y obliga a Bordet a construir en base al diálogo

Entre semana y semana –El resultado del ballotage redefine el juego de poder en Entre Ríos y obliga a Bordet a construir en base al diálogo.

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Sergio Urribarri está en las postrimerías de su último mandato.

23/11/2015 – “El futuro del apellido Urribarri es una incógnita”, decíamos en la edición de Análisis posterior a las elecciones generales de octubre. Al momento de trazar un panorama sobre la cartografía del poder, la suerte de ballotage era decisiva por la sencilla razón de que Urribarri pendulaba entre dos posibilidades: ministro de la Nación o diputado de la provincia.

Y este domingo esa incógnita terminó: el gobernador se queda en la provincia, con su sueño de poder hecho añicos y una realidad provincial que lo señalará como responsable del déficit y el endeudamiento. Esa misma realidad que obliga a Gustavo Bordet a entrenar la política del diálogo para conseguir los 1.700 millones de pesos mes a mes para pagar sueldos.

Como el juego de la oca, que luego de avanzar en la pista de cartón puede caer en el casillero de “vuelve al punto de partida”, Urribarri regresará a la Cámara de Diputados provincial que es donde empezó a soñar su sueño de poder. Desde allí se ganó la confianza de su líder, Jorge Busti, y fingió que sería un leal gobernador. Una vez que consiguió ser el candidato de “la continuidad positiva”, se desprendió de su mentor y se erigió en el mandamás del peronismo entrerriano.

Viajó en lugares preferenciales, conoció los flashes del poder real, calentó algunas sillas en organismos internacionales viendo a los tótems de la política mundial y creyó que él podía soñar con mucho más que ser gobernador de una provincia mesopotámica. Confiado en su poder monolítico y concentrado, ungió candidatos a dedazos y bajó a muchos otros. Eso dejó un malestar pocas veces visto en el seno del peronismo entrerriano, que viene de cosechar duras derrotas en buena parte de los 78 mil kilómetros cuadrados de la provincia.

Urribarri jugó a ganar pero perdió. Su vicegobernador, José Cáceres, cerró la semana pasada diciendo que apenas pase el ballotage hablará y dirá cosas que tiene “atragantadas”. Será uno de los que tiene algo para reprochar, quizás. En ese contexto es que el gobernador que está en las postrimería de su segundo y último mandato volverá a ser diputado provincial.

“Todo el armado a futuro se da en un marco de enojos internos. El armado que hizo Urribarri de las listas para cargos legislativos dejo caras largas y pisoteó territorios de caudillajes”, escribimos en octubre tras las elecciones.

Hay mucho malestar en el peronismo. Y Urribarri vuelve al llano en medio de un mapa donde algunos ex subordinados pasan a tener más credenciales de triunfo que él. Como Juan José Bahillo, José Eduardo Lauritto y Enrique Cresto, quienes sin hacer grandes elecciones tienen resultados para mostrar. O como el ex contrincante Adrián Fuertes, que militó a favor de Scioli en el ballotage y logró una paridad asombrosa: apenas 75 votos debajo de Macri en Villaguay.

Así las cosas, Gustavo Bordet, el gobernador electo de Entre Ríos que debería lidiar con una situación harto complicada en la provincia, podría sentirse liberado de la mirada de su antecesor y promotor. No es lo mismo gobernar con Urribarri manejando el Ministerio del Interior y su presupuesto de 48.000 millones de pesos anuales, que hacerlo con Urribarri sentado en una banca o incluso en la Presidencia de la Cámara baja provincial.

En el peronismo nadie asume para que gobierne otro. Y Bordet debía fijar el tiempo en que comenzaría a soltarse de la mano de Urribarri. Seguramente ahora tiene más libertad para hacerlo apenas asuma el 11 de diciembre. Por lo pronto hay que decir que Urribarri está en el cenit de su descrédito, un descrédito interno, al punto que no hubo una sola voz (ni una) en el oficialismo que haya intentado contradecir la nota de tapa de ANÁLISIS de la semana pasada, en la que se demostraba con números oficiales cómo la gestión del gobernador saliente fundió al Estado provincial.

“Gustavo Bordet –contamos– deberá gobernar una provincia seriamente comprometida en materia económica por el despilfarro, la falta de previsión y el endeudamiento a los que sometió Sergio Urribarri a la provincia. Para diciembre habrá un déficit de rentas generales del orden de los 2.500 millones de pesos y una deuda flotante –es decir la que hace funcionar día a día al Estado en sus prestaciones básicas– de 4.312 millones de pesos. También vencimientos de emisión de deudas que deberá pagar el próximo gobierno por unos 1.926 millones de pesos. En medio de ese panorama, la actual gestión extenderá por dos años más el impuestazo aprobado en 2013, pero no se podrán crear más tributos porque Entre Ríos ya es la provincia que mayor presión fiscal ejerce sobre su población. Para pagar los 1.700 millones de pesos en sueldos, mes a mes, a Bordet no le queda otra alternativa que tener relaciones armoniosas con el próximo Presidente, sea quien sea. En esta nota, ANÁLISIS muestra cómo recibió la provincia Urribarri y cómo la deja”.

No se trata de emitir tempranamente el certificado de defunción de nadie. Es un error hacer eso en política. Sí, hay que decir que cuesta creer que Urribarri vuelva a tener el poder que ya tuvo. “Urribarri inauguró con su llegada al principal despacho de la Casa Gris el sistema de déficit fiscal. Ya en el primer año de gestión cerró el balance con números rojos o negativos: es decir con menos que cero. Aprovechó las buenas relaciones con la Presidenta Cristina Kirchner para conseguir dinero, pero siempre gastó más de lo conseguido”, dijimos en el informe y continuamos: “Gastó dinero con una discrecionalidad que haría ruborizar a la Casa de Borbón en España. Se enmarcó en una quimera de trascendencia política que le salió mal y que ahora deberán pagar todos los entrerrianos nacidos y por nacer en los próximos años. En lo personal, no le fue tan mal. El gobernador tiene un patrimonio insondable sobre el que nadie, con poder real, se anima a preguntar”.

Quizás los fueros como diputado le podrían dar tranquilidad al gobernador cuando ya no sea gobernador.

El camino de Bordet

Gustavo Bordet no es Sergio Urribarri. Y eso es bueno para la provincia. En primer lugar deberá cultivar el diálogo porque no le queda otra opción. Tendrá un Senado habitado casi en su mitad o más por legisladores opositores.

Pero además deberá recordar y hacer valer las palabras de Macri cuando era candidato y dijo que trabajará “codo a codo” junto a Bordet para acomodar la economía de la provincia.

Entre Ríos tiene una deuda de más de 8.300 millones de pesos y el acreedor principal es el gobierno nacional. Entre Ríos le debe 5.981 millones de pesos a la Nación; 1.568 millones de pesos al Nuevo Banco BERSA por préstamos tomados para afrontar pagos urgentes, y 1.675 millones de pesos que debe desembolsar para rescatar los títulos emitidos.

Bordet deberá garantizar que todos los meses estén los más de 1.700 millones de pesos para los trabajadores estatales y jubilados que pasan por ventanilla a cobrar sus haberes. Esa plata se consigue en un cuadro de déficit asfixiante. Y por eso cada treinta días se reedita la odisea de recorrer el espinel de las cuentas bancarias oficiales (hay más de un millar de cuentas con fondos afectados de las que se puede sacar hasta el 94 por ciento parea destinar a sueldos y distraerlos de sus fines específicos), salir a pedir crédito al Nuevo Bersa SA y pedirle al gobierno nacional que anticipe la coparticipación.

El punto es que el gobierno nacional no está obligado a anticipar plata. Puede o no hacerlo. Es una facultad discrecional. Para ponerle nombre al asunto: Bordet o sus ministros pueden llamar a Macri o sus ministros para pedir un auxilio al momento de pagar los sueldos. Pero Macri o sus ministros pueden no complacer al gobernador, para angustia de los trabajadores en tal caso.

Así, a Gustavo Bordet no le queda otro camino que construir, dialogar, gestionar y no perder tiempo en escuchar voces venidas a menos.

(*Jorge Riani,
Análisis Digital)