Nombrado por el Papa – Luis Villalba, el flamante cardenal que incomodó con sus sermones a Néstor y Cristina Kirchner.

El arzobispo emérito de Tucumán, a quien Francisco acaba de nombrar cardenal , le dedicó más de una homilía al matrimonio Kirchner durante los años en los que le tocó presidir el Tedeum del 9 de Julio en la provincia

(Por Fabián López / La Nación) 

1990732w300San Miguel de Tucumán – Si existe un religioso que haya incomodado a Néstor y a Cristina Kirchner con sus sermones, de la misma manera en que lo hacía Jorge Bergoglio , antes de ser nombrado Papa, ese es monseñor Luis Héctor Villalba.El arzobispo emérito de Tucumán, a quien Francisco acaba de nombrar cardenal, le dedicó más de una homilía al matrimonio Kirchner durante los años en los que le tocó presidir el Tedeum del 9 de Julio en esta provincia.

Para esa fecha, en la que Tucumán se convierte en capital del país por la conmemoración del Día de la Independencia, las máximas autoridades nacionales, encabezadas por el jefe de Estado, visitan la provincia para participar de los actos oficiales.

Las críticas de Villalba a la clase política argentina durante la misa en esa fecha patria fueron una constante, que Néstor Kirchner solamente soportó en sus tres primeros años como presidente. En 2003, frente al fallecido ex presidente y al entonces gobernador Julio Miranda, monseñor les reclamó por la pobreza y la falta de educación. «Nuestros niños no sólo tienen hambre de pan, también tienen hambre de educación», expresó.

Nuestros niños no sólo tienen hambre de pan, también tienen hambre de educación

Al año siguiente, en 2004, nuevamente con Kirchner y Cristina presentes, Villalba exigió que se adopten medidas contra la desigualdad. «El norte presenta el porcentaje más alto de pobres», lamentó monseñor. Además, apuntó que debido al «egoísmo de los hombres, gobernantes o ciudadanos que anteponen el bien personal o de grupo, se quiebra la unidad de la Nación». Y sostuvo que «el pueblo no puede seguir viviendo de la dádiva que da lugar al clientelismo político».

«El norte presenta el porcentaje más alto de pobres»

Para el Tedeum del 9 de Julio de 2005, mirando a la primera fila de la iglesia Catedral, donde estaban Néstor Kirchner y el resto de las autoridades, monseñor Villalba dijo cuánto afligía el país a la Iglesia. «Como Cristo, hoy, al mirar a la Argentina, sentimos congoja, cuando tantos hermanos nuestros no llegan a cubrir las necesidades primarias básicas, como son la alimentación, el agua potable, la vestimenta, la casa, el trabajo, la educación, la salud», expresó. Además, el religioso afirmó que «la política está herida por la pérdida de credibilidad».

Ese fue la última homilía que Néstor Kirchner escuchó de boca de Villalba: En 2006 y 2007, optó por no participar de la ceremonia religiosa en la Catedral tucumana, en medio de tensiones con la Iglesia.

En 2008, y ya asumida como presidenta, Cristina Kirchner tampoco formó parte del Tedeum, en pleno conflicto con el campo. De todas maneras, el arzobispo tucumano le dedicó unos párrafos al Gobierno al recordar que «el diálogo es la expresión culta y civilizada de una sociedad».

«El diálogo es la expresión culta y civilizada de una sociedad»

En 2009 fue la primera y única vez que Cristina participó del oficio religioso por el 9 de Julio y se topó de frente con una nueva y dura homilía de Villalba, quien apuntó que «la ciudadanía necesita transparencia y honestidad».

En esa oportunidad, el hoy arzobispo emérito de Tucumán exhortó a la clase dirigente a desarrollar las «virtudes del amor, la benevolencia y la mansedumbre», mientras que criticó la «prepotencia» y el «hablar mal del otro».

En su sermón, Villalba dijo que «el país reclama honestidad y transparencia. El manso no guarda rencor; no es vengativo. No da vueltas sobre la ofensa recibida; no reabre las heridas. No se altera; mantiene la propia compostura», fueron las palabras de monseñor.

Desde esa vez, las visitas de la jefa de Estado a Tucumán para el 9 de julio se circunscribieron solamente a rendir breves homenajes a los próceres de 1816 en la Casa Histórica y a encabezar multitudinarios actos al aire libre, con fuerte connotación política y escaso fervor patrio.