Por primera vez, científicos en Japón reprogramaron células de la piel de una mujer de 70 años y se las volvieron a implantar en la retina del ojo, como parte un ensayo clínico que había sido aceptado por la autoridad sanitaria nacional. El procedimiento se hizo en el Centro de Biología del Desarrollo Riken, en la ciudad de Kobe.
La mujer sufre una degeneración macular, que es un trastorno ocular que destruye lentamente la visión central y aguda, y hace difícil la lectura y la visualización de detalles finos. Si bien es improbable que el implante de las células reprogramadas le devuelva la visión, la mujer aceptó ser voluntaria en el ensayo clínico, que servirá para evaluar si la terapia tiene efectos secundarios.
El tipo de células que se implantaron, que se llaman «células madres pluripotentes inducidas» (o IPS por su sigla en inglés), habían sido obtenidas en el año 2006 por Shinya Yamanaka. Hasta ese momento, se creía que la reprogramación celular era exclusiva de las células madre embrionarias. Sin embargo, las células iPS se obtuvieron a partir de células adultas en animales, y con la introducción de 4 genes. El logro le valió para ser uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2012.
Ahora, las células reprogramadas llegaron a la etapa de ensayo clínico en humanos. «Es la primera vez que le inyectan células derivadas de IPS a un ser humano en cualquier parte del cuerpo. Hay que tener en cuenta que hace 7 años ni existían y ahora ya hay células derivadas de ellas en el ojo de una persona. Y que estas células, un par de meses atrás, eran células de la piel de la misma paciente», resalta Fernando Pitossi, investigador del Instituto Leloir y Conicet. «Que haya permitido el ensayo quiere decir que para las autoridades regulatorias de Japón, el conocimiento previo fue suficiente para tomar el riesgo de hacer esta primera experiencia en un ser humano. Es como haber podido construir la primer canoa y haberla echado al agua a ver si flota».
En junio pasado se había difundido que una científica argentina, que dirige a un grupo de investigadores en la Universidad Johns Hopkins de los Estados Unidos, logró crear una retina del ojo en miniatura en el laboratorio a partir de células madre pluripotentes inducidas. El avance había sido publicado por la revista especializada Nature Communications. Consultada por Clarín, la investigadora Valeria Canto-Soler, explicó que hay similitudes y diferencias con el ensayo clínico que ahora empezó en Japón.
«Tanto nuestro trabajo como el ensayo clínico en Japón utiliza células madres reprogramadas a partir de células del paciente. En ambos casos, en el laboratorio esas células iPS son diferenciadas en células de la retina», aclaró. La diferencia más importante es que «en nuestro trabajo, las células obtenidas a partir de las células IPS dan origen al tejido neural de la retina, donde se encuentran los fotorreceptores, que son las células que reciben y procesan la información que llega a través de la luz», explicó. La miniretina que desarrolló Canto-Soler no fue aún implantada en un ser humanos. En el caso del ensayo clínico en Japón, las células retinales obtenidas a partir de las células IPS forman el epitelio pigmentario de la retina. Se trata de un tejido que recubre la superficie exterior de la retina neural. «Este tejido pigmentario es muy importante para la manutencion y el funcionamiento de los fotorreceptores», agregó la investigadora.
La paciente de 70 años «tomó el riesgo del tratamiento tanto como la cirugía», dijo Yasuo Kurimoto, uno de los tres especialistas en oftalmología que participó en el procedimiento. «Tengo el máximo de los respetos por la valentía que ella mostró en resolver ir con el procedimiento». Masayo Takahashi es la directora del proyecto: ya había hecho estudios con células reprogramadas en monos y ratones. Había probado que no eran rechazadas por el organismo y que no producían tumores.
«Las probabilidades de que este tratamiento lleven a una mejora significativa de la condición visual de la mujer son muy bajas. Esto es principalmente porque la enfermedad ya está muy avanzada. De modo que la mayoría de las células fotorreceptoras ya han muerto, y el trasplante de epitelio pigmentario no puede revertir esa situación. De todos modos, -destacó Canto- Soler- es importante recordar que esta fase inicial del ensayo clínico no tiene como objetivo curar la enfermedad, sino evaluar los posibles efectos secundarios del tratamiento».