La complicada vida del hombre que tiene dos penes

Diphallic Dude es un estadounidense de 25 años. No quiere revelar su verdadera identidad porque dice que es «como Superman». Nació con una rarísima malformación genética. Y asegura que tuvo mil compañeros y compañeras sexuales.

 

Double Header, mi vida con dos penes.

Double Header, mi vida con dos penes.

Tiene casi 40.000 seguidores en Twitter. Su libro está entre los tres más vendidos en tres categorías de Amazon. Su fama no para de crecer. Pero su vida no es color de rosa. Porque la causa de este éxito se debe a que nació con dos penes.

Se lo conoce como Diphallic Dude, en referencia a la difalia, la rara anormalidad con la que nació, y que padece un hombre en cinco millones. Le tocó a él, un joven estadounidense del que sólo se sabe que tiene 25 años y es bisexual. Diphallic Dude publicó un libro contando su historia: «Mi vida con dos penes». Y se convirtió en un best seller. En Amazon, está primero en ventas dentro de la categoría GLBT, que refiere a textos de temáticas gay o lésbicas, en las subcategorías «Memorias», «Grupos específicos» y «Lectura de más de dos horas».

Diphallic Dude tiene dos penes de 25 centímetros. La disfalia es una anomalia congénita rarísima que se produce porque el llamado «tubérculo genital» no se fusiona. El primer caso se describió en 1609 y hasta ahora se reportaron no más de 100 pacientes en la literatura médica.

Diphallic Dude (o Double Dude) empezó a hacerse conocido hace unos meses, cuando publicó un post en la red social Reddit, muy popular en Estados Unidos. «Hola. Me llamo Double Dude, tengo 25 años y vivo con dos penes de 25 centímetros totalmente operativos», contaba allí, y lo testimoniaba con una foto. La historia rápidamente se viralizó, y el joven Dude decidió sacarle provecho a su condición. Escribió el libro, y se convirtió en un éxito de ventas. «Mis padres me dejaron muy en claro que no debería decirle a otros que tenía dos penes», recuerda Dude de su niñez que, afirma, fue muy complicada.

En una entrevista a la revista Rolling Stone, Dude contó detalles de cómo es su vida sexual en la que, asegura, tuvo montones de compañeros y compañeras, hasta llegar a los mil. Pese a haber conocido a tantas personas, dijo que nunca encontró a un hombre con dos penes, aunque sí vio «tres pezones y chicas con clítoris enormes» y «chicos con micro penes y chicos con penes más largos que los míos». También describió que algunas de sus prácticas sexuales incluyeron la doble penetración, pero que no lo disfrutó porque se lastimó mucho la piel en la base de sus penes. Y admitió que durante mucho tiempo no uso preservativos, hasta que se hizo una cirugía correctiva interna que le permitió que el condón se quedara en su lugar. «Ahora los uso, no me gusta como se siente, pero no es seguro tener sexo sin condones», admite.

¿Cómo les dice a sus parejas con lo que se van a encontrar cuando se saque la ropa? «Varía. A veces las sorprendo, lo que no siempre termina bien. Depende de la persona y del tiempo que estamos saliendo. Las chicas siempre fueron difíciles. Los chicos siempre juegan para la acción, incluso los que se identifican como heterosexuales. Algo de los dos penes tiene un efecto sobre los hombres, mucho más que en las mujeres», explicó a la revista.

Y las reacciones de los demás, asegura, no son fáciles de manejar para él: «Con una chica salimos durante tres meses, besándonos y abrazándonos. Cuando estuvo lista, lo pospuse otro mes. Entonces le conté que estaba hecho diferente de la mayoría de los hombres, y ella me dijo que no le iba a importar. Cuando se lo revelé, definitivamente le importó. Me pidió que terminarmos la relación. Todavía me duele cuando pienso en eso».

Por eso, se comparó con Superman para explicar por qué no quiere decir quién es en realidad: «Si Superman revelara al mundo que él era Clark Kent, nunca lo habrían dejado tranquilo. Si revelara mi identidad, mi vida nunca jamás sería la misma».

Por último, Diphallic Dude termina con un mensaje inspirador: «La próxima vez que vas a burlarte de alguien, no lo hagas. La próxima vez que alguien te haga cabrear, no lo maldigas. Dejalo ir. Sólo recordá que todos tenemos sentimientos. Cuando alguien lastima tus sentimientos, acordate, también se está lastimando. Tenemos que trabajar juntos para evitar que este lugar se derrumbe sobre nuestros hombros».