La muerte del fiscal Alberto Nisman, fue un golpe letal a la democracia, un hecho lamentable que la mayoría de los argentinos no quiere que sucedan “nunca más” –frase histórica de deseo- pero las extrañas muertes en democracia de gente necesaria siguen sucediéndose.
Hace un mes la extraña muerte del fiscal causó miedo en la población, enojo, impotencia e indignación a sabiendas que se produjo –recordamos- horas antes de acudir al Congreso de la Nación a exponer todos sus pesados argumentos sobre el gravísimo atentado de la AMIA y el supuesto acuerdo de impunidad acordado con Irán por parte del gobierno nacional.
Hechos de estas características no suceden por casualidad y como decía la abuela, ”nadie se muere en la víspera” y menos –recordamos- un día antes de hacer conocer sus argumentos o testimonios para colocar a funcionarios del gobierno en el banquillo de los acusados a la propia presidenta de la nación, al canciller y otros. Esto sumado a la actuación de los servicios de inteligencia (Side) cuyos oscuros personajes venían realizando “tareas” por orden de este gobierno -y los anteriores- mucho antes del advenimiento de la democracia en el ’83. El gobierno de CFK realizó a fines de 2014 algunos cambios o reacomodamientos en la Side que entre los “intocables” por seguro no cayeron nada bien. Los cambios fueron realizados tardíamente por qué motivo? La muerte del fiscal podría estar relacionada con estos movimientos en la estructura de inteligencia? Es una de las tantas hipótesis, pese a que sigue la investigación –con la aparición de una nueva testigo- los móviles, la verdad no puede ser revelada. Podrá ser esclarecida?
A cerca del rol del poder sobre la independencia de la Justicia y el manejo de los servicios de inteligencia, los cambios siguen siendo simples deseos puesto que a pesar que la información pasa muy rápido –y la gente olvida- desde el ’83 a la fecha se registraron varias muertes dudosas que jamás lograron ser esclarecidas. Carlitos Menen Jr. Iván Heyn, Lourdes Di Natale, Marcelo Cattáneo, el brigadier Rodolfo Echegoyen, Juez Jaime Far Suau, el albañil Julio López…todos casos que nunca fueron esclarecidos en democracia.
El tiempo cicatriza y hace olvidar aquellos hechos que van quedando en el anecdotario o en el inconciente colectivo. Al respecto recordamos que I. Heyn, era subsecretario de Comercio Exterior del actual gobierno y fue hallado muerto en la habitación de un hotel en Montevideo, durante una cumbre del Mercosur. A su vez L. Di Natale -ex secretaria de Emir Yoma y testigo de la causa Armas- cayó desde un balcón en 2003 en tanto Marcelo Cattáneo –que manejaba datos sobre el caso de corrupción IBM-Banco Nación- apareció ahorcado en 1998 con un recorte periodístico que informaba de aquel episodio.
Ahora una nueva muerte extraña, la del fiscal Alberto Nisman, que enluta otra vez a la democracia…su muerte quedará también impune? Teniendo en cuenta el contexto, las muertes anteriores, esto es posible. Para que esto no suceda la Justicia debe trabajar libre, con normalidad, sin presiones y sin ningún tipo de injerencia política manteniendo fervientemente la independencia de su poder y que la República funcione como debe ser, con la independencia en los tres poderes.
Mientras tanto hace unas horas la gente se sumó a la Marcha en homenaje a Alberto Nisman, en Buenos Aires y varias ciudades del país- en un clima de tristeza, incertidumbre e impotencia, cansada por los acontecimientos y deseosa de conocer la verdad. La lluvia No fue obstáculo para decir presente y de ninguna manera es una marcha golpista. Es de esperar que esta vez el gobierno tome nota de lo que está pasando en el país.
Un país que enfrenta un lamentable presente con un concierto de incomprensibles posturas, ningunéos, actos y acciones por parte del gobierno –y de funcionarios- que no hacen más que seguir dividiendo a la sociedad, modo que instaló hace casi diez años. El que no piensa igual es un enemigo, consigna vertical desde el gobierno hacia los pueblos y provincias.
Lamentable, penoso, triste situación de país…el gobierno debe generar cambios profundos, dejar de victimizarse poner en el tapete y demostrar la verdad, no seguir generando odios a cada paso, en cada acción y respetar la libertad de pensamiento, de conciencia. Respetar el duelo –de miles de argentinos y de su familia- por la muerte de un fiscal de la nación que buscaba la verdad y empezar en este último tramo de gestión a construir puentes para mejorar las relaciones entre quienes piensan distinto y debatir sin agravios, con altura.
La Marcha de esta tarde –18f- es un símbolo del dolor, del cansancio de millones de compatriotas por esta situación que no eligieron para vivir; la gente quiere libertad para hacer su propio destino, quiere volver a creer en este caso en la justicia. Esta jornada significa una bisagra en la historia del país donde gran parte de la sociedad está clamando nuevamente un “nunca más” por la verdad y la justicia. Tal vez la muerte de A. Nisman sea el final de una época marcada por los profundos desencuentros y el comienzo de una realidad con un incipiente horizonte esperanzador. Ojalá por el bien de la república.