19/9/2016 – El jueves 22 de septiembre después de la Misa vespertina (19:30 hs ) en el salón parroquial de Larroque, se proyectará la película “El Apostol sonriente” que cuenta la vida del dirigente de empresas Enrique Shaw, fallecido en el año 1962, de quien en 2006 se ha iniciado el proceso de canonización.
El empresario falleció en 1962 y tras su paso por varias empresas, como la cristalería Rigolleau, dejó una huella imborrable de como se debe y puede compatibilizar las metas empresariales con una visión cristiana, aplicando lo que la Iglesia sugiere a través de su doctrina social. La película dura unos 56 minutos, y de la proyección participarían Fernan Elizalde, vice postulador de la causa de santidad de Enrique Shaw; el Obispo Diocesano, Moseñor Jorge Lozano y el Párroco de Ceibas y Decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina, Mauricio Landra.
Invitan a la proyección el Cura Párroco de Larroque, Padre Heraldo Reverdito; La Municipalidad de Larroque y la Asociación Para El Desarrollo Económico de Larroque (ADEL)
La palabra de Landra: “Es la historia de un hombre de fe, que vivió su fe desde el laicado, con un compromiso muy fuerte en el mundo del trabajo”. Así caracterizó Mauricio Landra a este hombre de excepción, de quien valoró “haber vivido la fe en este mismo suelo que habitamos”. Landra es Decano de la Facultad de derecho Canónico de la Universidad Católica Argentina, institución de la que Shaw fue uno de los pioneros.
El sacerdote comentó que este hombre, luego de haber abandonado la carrera como miembro de la Armada Argentina y ante la posibilidad de ingresar al mundo empresarial, fue convencido por su director espiritual para dejar de lado su deseo de ser obrero para ser dirigente de empresas. “El sacerdote que lo acompañaba en su fe le decía que desde la posición social que ocupaba, él podía estar a cargo de algo mucho más grande y no dejar de ser servicial con todos. Por eso tiene la figura del empresario que también vive la fe y que no tiene que ser una oposición al obrero”.
A tal punto llevó ese concepto que cuando supo de su enfermedad -la que convirtió en una ofrenda para seguir sirviendo a los demás- Landra describió que una vez Shaw recibió transfusiones de sangre que pertenecía a sus empleados. Luego de aquel episodio la frase que este dirigente pronunció fue “ahora soy feliz, por fin tengo sangre obrera en mis venas.