
*Días pasados el temporal no logró opacar el éxito del concierto que superó las expectativas creadas y colmó la sala de profunda emoción.
*Como estaba previsto el domingo, 9 del corriente, se realizó el espectáculo «Entrerrianas» junto al «CORAL Larroque» Municipal. La velada tuvo lugar en la Sala de Teatro «Padre Alberto Paoli» en al parque de la Estación dando inicio pasada la hora 21.
El concierto logró realizarse con alguna pequeña demora, producto del temporal de viento y lluvia que se abatió en el atardecer de aquella jornada. Esto hizo que numerosos espectadores -algunos con la entrada en la mano- por temor al granizo no pudieran trasladarse hasta el Salón pero quienes asistieron disfrutaron plenamente de una puesta en escena muy significativa.
«CORAL Larroque» Municipal, bajo la dirección de Celia Taffarel y Mario Escobar abrió el escenario y con la palabra poética de la Sra. actriz Susana Viviani, interpretó «Alfonsina y el mar» y «Rosarito Vera, maestra», dos zambas de la obra «Mujeres Argentinas» de los recordados Ariel Ramírez y Féliz Luna.
Seguidamente hizo su ingreso a las tablas las cuatro integrantes de «Entrerrianas»: Miriam Gutiérrez (bandoneón y voz) Silvia Teijeira (piano) Araceli Tano (voz y guitarra) y Celia Taffarel (voz y guitarra) Cada uno de las intérpretes a su tiempo cautivaron con su arte a la exigente platea, ávida de escuchar una propuesta diferente y con sólida identidad provinciana.
El final cerró con una chamarrita -el ritmo que identifica a Entre Ríos- «Ligera pa´enamorar» (de Marita Londra y J. Marciali) y ante los vítores del público el grupo cerró con el tradicional chamamé «Pescador y guitarrero» de Horacio Guaraní.
El debut de «Entrerrianas», no pudo ser más auspicioso, las cuatro mujeres se llevaron el reconocimiento, el cariño de los larroquenses instándolas a continuar con deseos de nuevos caminos bienaventurados.
Por estos días cabe señalar que mucha gente que por razones climáticas no pudo asistir, acercó su inquietudes preguntando a «Portal Lque.» si habrá un nuevo concierto y eso será posible en 2019 también en Gualeguay.
El espectáculo contó con la presencia de Laura Inés Lonardi directora de Cultura…y el Intendente Darío Benedetti.
La organización fue “Coral Larroque» con el Auspicio de la Dirección de Cultura, Turismo y Deporte Municipal y la colaboración de la Secretaría de Cultura de Entre Ríos.
*Opiniones del público
*Emerice Lonardi – Con semblanzas de mi tierra de Entre Ríos, con olorcito a naranjas, bajaron melodías dulces de voces de mujeres entrerrianas.
El canto se hizo trino de calandrias, bandoneón y guitarras.
Piano y cajón estremecieron el aire de una noche de magia.
La palabra homenaje, la tonada sentida, los duendes del ríos que se hicieron presentes, el aire de mi tierra y la esencia perfumada, convidaron a que el primer vuelo fuera lumbre para el alma.
*Norberto Fiorotto – Algunos viejos pensadores propusieron, hace ya mucho tiempo, una tríada de valores que mueven la voluntad del hombre, porque alcanzarlos, o al menos vislumbrarlos, genera un estado de bienestar y de gozo, que una vez conocido, se vuelve altamente deseable.
La verdad, el bien y la belleza están íntimamente relacionados, al menos para espíritus sencillos como el de quien escribe estas reflexiones, de modo que toda verdad es a la vez buena y bella, el bien no puede ser sino verdadero y bello y la belleza se realza cuando tiene connotaciones de verdad y bondad. Es cierto que hay verdades dolorosas, que no parecen muy bellas, pero todos sabemos que la mentira es aún peor. Desde ya que hay toda una corriente de pensamiento muy respetable que no está de acuerdo con estas íntimas relaciones en la tríada, pero no es mi caso y además no viene al caso. ¿Por qué? Porque quiero referirme a un acontecimiento artístico concreto que pasó por aquí, cerquita nuestro. ¿Y por qué entonces la perorata inicial?. Porque en esa noche, la verdad, el bien y sobre todo la belleza, alborearon sobre un público reducido pero colmado, pleno de satisfacción y gozo.
“Entrerrianas” ellas; cuatro gurisas, nuestras, de aquí nomás; parafraseando a Pocho Roch, “de allí ité”. Digo gurisas para hacer hincapié en el origen, pero corrijo y digo: cuatro mujeres, cuatro artistas de excelente calidad, que vinieron a ofrecernos su arte, su magia; también su dedicación, su tiempo, su compromiso con las cosas nuestras, con nuestra cultura, con nuestra tierra; pero además un genial y bien logrado trabajo de ensamblar no sólo música, carisma y poesía, sino sus virtudes, sus dones individuales en la maravilla de lo comunitario.
Y aquí el porqué de las referencias iniciales, porque lo que pudimos disfrutar en el salón “Padre Paoli” el pasado domingo, o al menos lo que vivió este espectador ante el “Concierto poético musical”, fue de una enorme belleza, muy bueno en su intención y en su calidad y profundamente nuestro y verdadero.
Cuando para comenzar nomás, Aracelli Tano dice “El vendedor de naranjas” de la genial poeta uruguaya y de América, ya uno siente que corre en su sangre el aroma, el sabor de los montes y entiende la nostalgia. Pero nostalgia no de un tiempo que se ha ido, sino más bien de uno que nos están robando, este el nuestro, con esta música maravillosa, que nos identifica y nos expresa, que nos nutre y nos deleita, pero que no encontramos cotidianamente en los medios nacionales ni en los regionales, seducidos por la moda y el pasatiempo.
La corriente de identidad y de placer que comienza o correr entre los expectantes espectadores irá creciendo a lo largo de la noche, con la, no por conocida menos admirable, voz de Celia y luego su conmovedor poema que me produjo sensaciones (que calificaría, con las disculpas del caso, como) muy “mingacheanas”; la guitarra y la maravillosamente cálida voz de Aracelli; el magnífico bandoneón chamamecero y la voz de Miriam Gutiérrez; el piano que se roba el cuerpo y el alma de Silvia Teijeira y los mueve a su voluntad para que nosotros sintamos la música en las entrañas; hasta el júbilo del tema final que no podía ser otro que una chamarrita y quizás específicamente esa chamarrita, sí, porque justamente lo que consiguieron fue enamorarnos una vez más de nuestra música, de nuestra tierra, de nuestra cultura.
Confieso que, producto yo también de esta distracción modernista, no conocía a Aracelli Tano y que tal vez, en mi muy modesta opinión, los nervios la traicionaron un poco al principio, en la interpretación de “La primavera”; pero cuando se acomodó en el cajón peruano y a pura percusión interpretó “Canto al rio Uruguay”, en ese ritmo misionero del inmenso Ramón Ayala, la noche se colmó de maravillas y por un largo momento, absortos, olvidamos el murmullo de la lluvia que no pudo opacar tanta belleza. Para quien escribe, este fue el momento más impresionante de la noche, quizás junto con la vibrante y tan bien lograda interpretación en el piano de Silvia (o en la Silvia del piano), de “Tren Expreso”, ese monumental chamamé de Raúl Barboza, que allí, a metros de las vías, parecía volver a recorrerlas con su característico sonido dejándonos a todos en un admirado silencio.
En síntesis una noche de elevadísimo nivel artístico, pero también de comprometido trabajo cultural y comunitario y sobre todo de profundas sensaciones y vivencias gozosas. Éramos pocos es cierto, disfrutando un espectáculo digno de un público mucho más numeroso.
Quienes estuvimos, creo yo, no fuimos a “hacerle el aguante” a alguien (cómo se suele decir en estos tiempos); no se trata de apoyar a un músico o a una expresión cultural, que sin dudas lo merecen; me parece que se trata más bien de recuperar nuestra capacidad de disfrute, de celebrar en común, de redescubrirnos a nosotros mismos en la expresión artística de ese otro que es mi hermano de pueblo y que festeja conmigo sus talentos y su trabajo. Fuimos en busca del goce artístico compartido y salimos felices, con el espíritu reconfortado.
Gracias gurisas, mujeres “Entrerrianas” por tanta verdad, tanto bien y tanta belleza.
