“Déjenme decirlo de la manera más clara posible: el problema de las drogas no se resuelve con drogas”, dijo el Papa Francisco al condenar ayer la legalización de la marihuana para uso recreacional. Fijó así su punto de vista en medio del debate que se instala en varios países, como en los Estados Unidos y Uruguay, donde ya está permitido su uso y comercialización para consumo personal.
Las palabras del Sumo Pontífice fueron dichas ante participantes de una conferencia sobre drogas que se realiza en Roma. Allí, Francisco advirtió que incluso los usos limitados para legalizar este tipo de estupefaciente “no sólo son altamente cuestionables desde un punto de vista legislativo, sino que tampoco producen los efectos deseados”.
El Papa ha recibido en audiencia a los participantes en la XXXI Conferencia Internacional contra el Narcotráfico que ha tenido lugar en Roma del 17 al 19 de junio. Francisco les ha dado las gracias por su tarea que “enfrenta un problema de nuestra época muy grave y complejo”, deseándoles, además que alcancen los objetivos propuestos: coordinar las políticas contra la droga, intercambiar información y desarrollar una estrategia operativa encaminada al contraste del narcotráfico.
“Quizás las acciones del tráfico de drogas son las que más rinden en el mercado y esto es trágico, ha afirmado el Santo Padre en su discurso, recordando que el »azote de la droga sigue haciendo estragos con formas y extensión impresionantes, alimentado por un mercado turbio que traspasa las fronteras nacionales y continentales. Así, crece cada vez más el peligro para los jóvenes y adolescentes. Frente a este fenómeno siento la necesidad de expresar mi dolor y mi preocupación”, les indicó.
“Quisiera decirlo claramente -ha proseguido- la droga no se vence con la droga La droga es un mal, y con el mal no puede haber fisuras o compromisos. Pensar que se puede reducir el daño permitiendo el uso de sustancias psicotrópicas a las personas que siguen usando drogas, no resuelve el problema. La legalización, incluso parcial, de las llamadas drogas blandas, además de ser discutible en términos legislativos, no produce los efectos esperados. Las drogas sustitutivas, por otra parte, no constituyen una terapia suficiente, sino una forma velada de entrega al fenómeno. Quiero reiterar lo que dije en otra ocasión: No a cualquier tipo de droga. Simplemente. No a cualquier tipo de droga. Pero para decir este no, hay que decir sí a la vida, sí al amor, sí a los demás, sí a la educación, sí al deporte, sí al trabajo, sí a más oportunidades de trabajo”.
“Pensemos en un joven que no tiene trabajo. Creo que la cifra ronde los 75 millones, aquí en Europa. Creo, no estoy seguro; no quiero decir algo que no es verdad. Pero pensemos en un joven ni-ni. Ni estudia ni trabaja. Entra en esta falta de horizonte, en esta falta de esperanza y la primera oferta es la droga. Están las oportunidades de trabajo, la educación, el deporte, la vida sana; este es el camino que lleva a la prevención de la droga. Si estos síes se hacen verdades no hay espacio para las drogas, para el abuso de alcohol, para otras adicciones”, reflexionó.
“La Iglesia, fiel al mandato de Jesús de ir allí donde hay un ser humano que sufre, que tiene sed, hambre, que está en la cárcel no ha abandonado a los que han caído en la espiral de la droga, sino que con su amor creativo ha salido a su encuentro. Los ha tomado de la mano, a través del trabajo de muchos trabajadores y voluntarios para que pudieran volver a descubrir su dignidad, ayudándolos a resucitar esos recursos, esos talentos personales que la droga había enterrado, pero que no pudo cancelar porque cada hombre está creado a imagen y semejanza de Dios. Pero esta labor de recuperación es muy limitada. Hay que trabajar en la prevención. Hará mucho bien”.
“El ejemplo de tantos jóvenes que, deseosos de escapar de la dependencia de las drogas, se comprometen a reconstruir sus vidas, es un incentivo para mirar al futuro con confianza”, ha terminado Francisco animando a los miembros de la Conferencia a continuar su trabajo siempre con una gran esperanza. (Agencias Intern.)