El Violín es un instrumento bellísimo, de increíbles sonidos pero difícil para aprender y especialmente para ejecutar sacándole los mejores sonidos agudos que lo caracterizan. Posee cuatro cuerdas y un arco para frotarlas y sin una técnica adecuada puede dar más insastifacciones que satisfacciones. En las Orquestas clásicas están en primera fila -bien cerquita del director- y es el más pequeño de los instrumentos de cuerdas siendo parte de las familia de las violas, violonchelos, contrabajos, ocasionalmente algún arpa o una guitarra solistas.
La sonoridad del Violín es única y se puede ejecutar música clasica, jazz, tango y folklore….en fin todos los ritmos argentinos y universales. En el NO. y Centro de nuestro -país siglos atrás- el sacerdote Francisco Solano el precursor y quien introdujo el Violín en nuestras tierras, en la América del Sur que además de enseñar a los aborígenes, decidió seguir evangelizando y quedarse para siempre. No es casualidad que especialmente las chacareras, -además de vagualas, caluyos, algunas zambas, etc.- se acompañen con Violín con su sonido estridente e inigualable.
Los músicos que intentan estudiar y ejecutar el violín en número son pocos, la mayoría se inician con técnicas rudimentarias y luego van puliendo su aprendizaje con el aporte técnico de maestros privados o en conservatorios. En Larroque a un jovencito de una familia de cantores y amantes de la música un día el sonido del violín lo cuativó pero fue circunstancialmente cuándo unos de sus hermanos adquirió uno, en oferta en una casa de música en Concepción del Uruguay. Pero la realidad es que antes lo había cautivado la música y por tan especial motivo decidió ingresar a la Escuela de Música de la «histórica» para seguir los estudios, trabajando mientras en las horas libres intentaba sacarle sonidos al cuativante instrumento.
Un día un maestro le aportó las técnicas básicas e imprescindibles y a partir de ahí comenzó a comprender que el Violín iba a ser parte de su vida. Después de pensarlo mucho, un día decidió buscar destinos, compró un boleto con destino a Brasil y en la calle violín en mano trabajó pasando «la gorra» tuvo experiencias inolvidables, creció musicalmente aprendiendo a ejecutar con soltura diversos ritmos desde el rock a la cumbia colombiana.
*Damian Zantedeschi, es de quien hablamos, larroquense, violinista y apasionado del instrumento y de la música, que no pierde el asombro sobre las cualidades que brinda el violín, que abrazó profesionalmente y forma parte de su vida. En diálogo con Portallarroque, Damián Z. recordó sus comienzos, relató sus experiencias y expectativas artísticas mientras ultima detalles para la actuación de esta noche en ‘Marnos en el Parque de la estación, donde acompañado por músicos locales amigos el público podrá disfrutar de su talento.