“En la modernidad crecimos pensando ser propietarios y dueños de la naturaleza, autorizados a saquearla sin consideración sobre sus potencialidades secretas y leyes evolutivas, como si se tratase de un material inerte a nuestra disposición, produciendo entre otras cosas una gravísima pérdida de la biodiversidad”, advirtió ayer el papa Francisco a los participantes de la Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias que se celebra en el V. “El paso del tiempo revela siempre mejor el valor de su contribución tanto en el progreso de la ciencia como por la causa de cooperación entre los seres humanos y, en particular, por el cuidado del planeta en el que Dios nos puso para vivir”, expresó el Papa a los científicos. El Pontífice hizo referencia más adelante a “una renovada alianza entre la comunidad científica y la comunidad cristiana, que ven converger sus diversos enfoques a la realidad hacia esta finalidad compartida de proteger la casa común, amenazada por el colapso ecológico y por el consiguiente aumento de la pobreza y la exclusión social”.
Asimismo el Santo Padre habló de la importancia del “desarrollo humano integral, de la paz, de la justicia, de la dignidad y de la libertad del ser humano” y sobre la “gravísima pérdida de la biodiversidad. Para frenar esto, el Papa resaltó la necesidad de una “conversión ecológica” en la que se tome “plena responsabilidad frente a la creación y sus recursos, tanto en la búsqueda de la justicia social y la superación de un sistema inicuo que produce miseria, desigualdad y exclusión”.
El Papa los invitó a “construir un modelo cultural para afrontar la crisis del cambio climático y sus consecuencias sociales, para que las enormes potencias productivas no estén reservadas solo a unos pocos”. La comunidad científica, consideró el Papa, está llamada a construir un liderazgo que indique soluciones a temas que son afrontados en esta plenaria: el agua, las energías renovables y la seguridad alimentaria. A su vez, les pidió proteger los ecosistemas “antes de que nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecno-económico dañen de manera irreversible no solo el ambiente, sino también la convivencia, la democracia, la justicia y la libertad”.
Por otro lado, el Pontífice advirtió que “la sumisión de la política a la tecnología y a las finanzas que buscan sobre todo el provecho” está demostrada por la “distracción” o del retraso en la “aplicación de los acuerdos mundiales sobre el ambiente” y a la “riqueza moral y cultural de los pueblos”. Por último, el Pontífice pidió no perder la esperanza y buscar “aprovechar el tiempo que el Señor nos da”. “Hay también muchas señales que animan de parte de una humanidad que quiere reaccionar, elegir el bien común, regenerarse con responsabilidad y solidaridad”.