Adiós Windows XP ¿O no?

El 8 de abril Windows XP cerró sus puertas en Microsoft. Millones de usuarios quedaron a la buena de Dios. ¿Qué sucedió? ¿Dejará de funcionar el sistema operativo? ¿Qué alternativas hay?

 

A propósito ¿qué es un sistema operativo?

Para quienes no estén del todo seguros acerca de qué estamos hablando, haremos una breve introducción al concepto de sistema operativo.

Las computadoras tienen dos componentes: hardware y software. Lo primero se refiere a todo lo tangible, los componentes físicos, tales como las placas electrónicas interiores del gabinete, el mouse, teclado, monitor, etcétera. El software, por el contrario, es el componente intangible: los llamados programas que nos permiten generar y manipular información, tales como Word, Excel, Internet Explorer, y demás.

¿Dónde ubicamos al sistema operativo? En la capa de software. El sistema operativo es como una manta que comunica los programas del usuario con el hardware. Por ejemplo, cuando una persona presiona un botón del teclado, el sistema operativo es quien se encarga de traducir algo similar a “se presionó el botón F, por lo que se debe representar en la pantalla la letra F”. Otro ejemplo es cuando el usuario manda a imprimir un documento. En este caso, el sistema operativo le envía un “mensaje” a la impresora, diciéndole que debe representar en papel tal o cual combinación de información.

¿Cuántos tipos de sistemas operativos hay? Muchos. Los tres principales son Windows, Linux y Mac OS. Dentro de cada tipo tenemos distintas versiones, por ejemplo en Windows existe Windows 98, Windows XP, Windows 7, etcétera. Linux, además de versiones tiene distribuciones. Esto es un tanto avanzado, pero básicamente indica que a partir de una versión determinada, se suelen bifurcar hacia distintas orientaciones, haciendo sistemas que parecen distintos, pero que en su armazón contienen todos un mismo origen. Ejemplos de distribuciones de Linux son Debian, Ubuntu, Red Hat, Suse, etcétera. Como resumen podemos decir que no todo es Windows XP, y que de hecho no todo es Windows; uno puede manejar su PC con diversos sistemas operativos, aunque la popularidad nos haga creer que no hay muchas opciones.

 

De lleno en el problema.

Lo siguiente que deberíamos saber es que, para quien aún tenga Windows XP corriendo en su PC, nada extraño sucedió el 8 de abril. Lo que Microsoft hace es dejar de dar soporte a ese sistema operativo. Eso implica que no habrá nunca más una actualización que repare posibles problemas que puedan aparecer. Uno se siente tentado a preguntar ¿Qué puede aparecer nuevo, luego de 13 años en el mercado? La historia nos dice que constantemente se encuentran agujeros de seguridad en los que alguien puede entrar sin permiso a nuestra PC, desde internet, y dañar o robar información. ¿Es muy probable que suceda? No lo sabemos con seguridad. Tal vez debemos preguntarnos ¿Vale la pena el riesgo?

 

¿Por qué Microsoft hace esto?

Las razones que sostiene Microsoft es que las necesidades del usuario han cambiado tanto en estos años, que han vuelto obsoleto a Windows XP. Por ejemplo en 2001 -año del lanzamiento-, el 10% de la gente se conectaba a internet, y normalmente por medios que no son los mismos que hoy (tal vez alguno recuerde el Dial Up, con sus sonidos característicos de conexión). Hoy el 80% de los equipos, y tal vez más, se conecta a Internet.

A pesar de estos argumentos de Microsoft, parece un tanto contradictorio que, siendo tan obsoleto como ellos dicen, hoy en día haya en estimación más de 400 millones de equipos con Windows XP. Si, más de 400 millones de equipos. Recordemos que hay usuarios que tienen muchos equipos, y que hay muchas empresas que poseen miles de PC y, por además, diversos dispositivos como los cajeros automáticos funcionan con este sistema.

 

¿Qué hacer?

Aquí tenemos el punto más controversial. Sucede que Windows 7, que sería el siguiente escalón donde Microsoft nos recomienda ir, requiere más recursos en las PC que XP. Es decir, se necesita una PC más nueva. ¿Por qué? ¿Por qué un usuario que está conforme con su PC tiene que adquirir o -mínimamente- actualizar su PC por un “capricho” de Microsoft? Este es el eje de las discusiones. Recordemos que Microsoft -el fabricante de Windows- es una empresa muy comercial, cuya historia nos dice que normalmente hace este tipo de maniobras para conseguir dinero. No olvidemos, además, que Windows no es gratuito. Parece una obviedad, pero se sabe que gran parte de la gente usa un Windows pirateado. Cambiar de Windows XP a otra versión, conlleva la compra de una nueva licencia, lo que significa una ganancia importantísima para esta empresa. Lateralmente, Windows termina beneficiando al los fabricantes de hardware, ya que genera un cambio generacional que obliga a muchos usuarios a, a la larga, comprar una nueva computadora, y algún desconfiado podría argumentar que este beneficio secundario redunda en algo positivo para Microsoft, sea por la vía que fuere.

Visto todo lo anterior, no quedan muchas alternativas: seguir usando un sistema operativo que cada vez será más inseguro, o pasarse a un nuevo Windows, con los gastos que esto acarrea. No obstante, hay una tercera opción, que a priori es más complicada, pero la más económica: Linux.

 

Linux no es para cualquiera. ¿O sí?

Linux, la opción a Windows que día a día crece
Linux, la opción a Windows que día a día crece

Linux es un universo distinto a Windows. Primero: es gratuito -al menos en gran parte de sus distribuciones-, y seguirá siéndolo para siempre. Segundo: Es desarrollado por una gran comunidad solidaria de usuarios, además de empresas cuyo fin principal no es obtener el dinero del usuario final, sino el soporte y la capacitación empresarial.

El principal inconveniente con este sistema operativo es que requiere un conocimiento al manejarlo. Aquí hay muchos mitos y verdades que merecen un artículo aparte, pero un buen resumen sería el siguiente: ¿Es Linux más complicado de manejar que Windows? No. Simplemente es distinto, y el 99% de los usuarios sabe manejar Windows, y no Linux. Esto sucedió porque el sistema de Microsoft es el más popular, y contó con la ventaja de ser el primero. ¿Recuerda usted cómo se sentía cuando no sabía manejar la PC? ¿Fue fácil o difícil el aprendizaje? Bien, esa misma dificultad -haya sido poca o mucha- es la que le llevaría lograr manejar con fluidez Linux. Otro aspecto: se dice que Linux es más estable que Windows, y esto es una realidad. Por empezar, no existen los llamados “virus” informáticos, o programas espías, al menos en la proporción que encontramos en sus competidores. Además su arquitectura es mucho más robusta, ágil, consume menos recursos, y mantiene su nivel de performance luego de mucho tiempo -no es necesario formatear regularmente la PC-.

Por último, una desventaja: no todos los programas de Windows funcionan en Linux, y aquí está el principal obstáculo. Esto sucede intencionalmente, ya que no es conveniente que se popularice un sistema gratuito para la masa de usuarios. Word, Excel y demás miembros de la suite de MS Office no corren en Linux (aunque siempre hay trucos para hacerlos andar). Hay programas alternativos que son muy similares y que permiten hacer lo mismo pero, a rigor de verdad, debemos decir que Office es más avanzado. En fin, sería una sana práctica incursionar en Linux, pero hay mucha gente que prefiere el malo conocido, que el bueno por conocer. Todo tiene su curva de aprendizaje y sus problemas: ya sean cuelgues o programas que no corren. El verdadero desafío es tomar una decisión que se adapte a nuestras necesidades, y ver si estamos dispuestos a seguir tolerando los atropellos de Microsoft, con tal de no modificar nuestro estilo de vida digital, o preferimos inmiscuirnos en un nuevo concepto, en el que cada vez hay más gente -y aquí me incluyo- que trata de escapar al circuito comercial, por más que se sigan poniendo palos en la rueda a los sistemas independientes.

Marcos Tonina para PortalLarroque.com.ar