«Este estrés moderado se convierte en peligroso cuando las demandas del entorno son excesivas e intensas y se vuelve crónico, entonces lo denominamos distrés o estrés patológico», dijo Manes.
El mecanismo de estrés dispara ante una situación demandante una hormona llamada cortisol que se genera en las glándulas suprarrenales.
Esta hormona por ejemplo, tiene la función de incrementar los niveles de azúcar en sangre. Los receptores de esta hormona en el cerebro se llaman glucocorticoides y se encuentran en mayor densidad en dos áreas claves del cerebro: el hipocampo, relacionado con la memoria y las áreas frontales, relacionadas con las tomas de decisiones.
«Basados en esta evidencia se puede suponer que el estrés crónico afecta los procesos de consolidación de memoria y otros aspectos de la memoria, además de las funciones ejecutivas y la toma de decisiones», agregó el experto.
Y aseguró que esto genera que la persona con estrés crónico tenga más dificultades para organizar y enfrentar las demandas diarias. Lo que termina por crear un círculo vicioso.
«Como reflexión final, podemos decir que no necesariamente uno logra el máximo rendimiento dedicándose intensamente y en forma prolongada una tarea. Es necesario el esparcimiento, la reflexión y el descanso, para lograr el objetivo deseado», concluyó Manes.
La serie Cerebros en Red, propone ir develando estos enigmas con información, estadísticas y documentos exclusivos acerca del funcionamiento del órgano más fundamental de nuestro cuerpo.