Historia de un entrerriano – La historia de Toty Flores, el vice de Elisa Carrió que vive en una Villa

La historia íntima de Toty Flores…

*Ex líder piquetero, con su cooperativa «La juanita» llegó a exportar a Italia y Japón; se convirtió en «hermano del alma» de la líder de la CC y hoy la acompaña en la boleta para las elecciones presidenciales.

 Toty Flores, en su casa del barrio «La Juanita» en La Matanza. Foto: Emiliano Lasalvia

 

Buenas tardes, busco a Toty Flores

– ¿El vicepresidente? Lo encuentra al fondo

La mujer se plancha el delantal con las manos y señala una puerta. Custodia un tablón con pastafrolas, bizcochuelos y otros dulces que vende en la feria comunitaria de «La Juanita». En 2001, ese lugar fue epicentro del trueque.

Héctor Flores, «Toty», «el vicepresidente«, es en realidad el compañero de fórmula de Elisa Carrió para las elecciones presidenciales. Su candidatura es una revolución en el barrio de La Matanza donde vive desde hace cuarenta años. Ex obrero metalúrgico devenido en líder piquetero, llegó a exportar remeras a Italia con su cooperativa de trabajo. Hoy, a sus 61 años, su cara se ve grande y sonriente en la boleta que lleva la Coalición Cívica para competir en las PASO con la UCR y Pro.

El dirigente social acompaña hasta su casa en Laferrere para este perfil autorizado. Habrá que caminar sobre el barro y frenar una decena de veces para charlar con los vecinos. También están los perros: grandes y chiquitos se agolpan contra las rejas para saludarlo, en un coro de ladridos y aullidos. Sólo con él ocurre el fenómeno. «Cuando salgo a la madrugada, todos se acuerdan de mi madre», bromea Toty.

Hace 40 años vive en La Matanza donde fundó un movimiento piquetero. Foto: Emiliano Lasalvia.

*En su biblioteca hay muchos libros y fotos con sólo dos mujeres: «Lilita» y Carolina «Pampita» Ardohain. Mientras acaricia el libro «La reinvención de la Argentina republicana» y ceba un mate que nunca se lava, Toty Flores repasa los años que transcurrieron entre su San José de Feliciano natal -Entre Ríos- y este barrio carenciado en la comarca de Fernando Espinoza.

Flores, empezó a trabajar de niño, como canillita del pueblo. Sostén del hogar, su madre lavaba ropa para otros. Su padre, alcohólico, había fallecido de forma prematura. Menor de siete hermanos, fue el último en mudarse a Buenos Aires. «Insistían para que viniera a la gran ciudad. Lo que no sabía era que se trataba de una Villa miseria del conurbano», recuerda.

 
Foto: Emiliano Lasalvia

*Luego de migrar, aprendió el oficio de obrero metalúrgico. Llegó a ser oficial tornero, el mayor cargo dentro del escalafón. Trabajó en Yelmo, en Santa Rosa (ancestro de Acindar) y transcurrió la dictadura en sueca Sandvik. La vida de las fábricas lo llevó a empatizar con sus compañeros, a leer la doctrina de Juan Domingo Perón y a coquetear con la UOM.

La fábrica también dejó huellas en su cuerpo: un accidente en 1981 lo hizo perder los cuatro dedos de su mano derecha. Eran tiempos en los que las exigencias eran grandes y las mutilaciones, habituales. Cuando la demanda de trabajo empezó a caer, Toty supo que no tendría más lugar en la metalurgia.

PIQUETES Y UN RECLAMO EN SOLEDAD

Con el avance de los 90, el desempleo empezó a encender la alerta y con ella, florecieron los primeros movimientos de desocupados, los MTD. Toty formó el suyo en La Matanza. Con la crisis, llegó a hacer una toma en la municipalidad. Sus vecinos no llegaban ni a los lecop y debían trocar su radio y su nebulizador por comida. El infierno de 2001 lo hizo coincidir con otros dirigentes como Luis D’Elía y Emilio Pérsico en la llamada asamblea nacional piquetera.

Poco después sus caminos se bifurcaron. Motivo: los planes sociales. «El movimiento piquetero era algo no queridoa. Se dio una discusión teórica sobre qué hacer con los subsidios y mi grupo quiso reclamar trabajo. Le dijimos no al clientelismo político y nos quedamos un poco solos», explica.

Durante la salida del pozo económico, el piquete por la bolsa de comida empezó a hacer cortocircuito con la cultura del trabajo. Para salir del paso, Toty Flores compró dos máquinas de confección y tomó algunas changas. Ese trabajo cuentapropista fue mutando en una cooperativa textil, que sumó a las mujeres del barrio más necesitadas. «La Juanita», como se conoce hoy a la organización, ganó a algunos padrinos externos. «Convergieron los excluidos sociales con los excluidos morales, esas personas a las que les va bien en la vida, pero que no quieren que la gente esté en la calle», dice Flores. Maru Botana le acercó una receta de pan dulce para su nueva panadería y el diseñador de alta costura Martín Churba lo asesoró en la producción de indumentaria. Llegaron a exportar guardapolvos a Japón y remeras a Italia.

La feria comunitaria de La Juanita, donde antes se hacía trueque. Foto: Emiliano Lasalvia

 

LLEGÓ CARRIÓ…

Toty Flores, había ganado visibilidad y algo de fama y quiso empezar a intervenir en políticas públicas. Hizo una suerte de casting. Fue en 2006. Por el barrio pasaron Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Todos le parecían interesados. Encima, uno era de Boca. Carrió se acercó hacia fin de año, a dar una charla sobre el paco. Cuenta la historia que en la sombra de un eucaliptus matancero, la diputada le confesó a Toty Flores que iba a renunciar al ARI para fundar la Coalición Cívica y le prometió dejar su banca en el Congreso. Toty no le creyó.

Cuando, a los pocos meses, observó la polvareda que levantaba esa dirigente rubia que escupía frases altisonantes, se convenció. «Somos hermanos del alma», describe Toty Flores. Aunque ella viva en Recoleta y él en La Juanita. Aunque ella sea abogada y él solo terminó la escuela primaria. Aunque ella sea grandilocuente y explosiva y él sea un cuidadoso de las palabras. Llegaron a establecer un vínculo de mucha confianza. Tanto, que un día, al regreso de un viaje por los Estados Unidos, Carrió lo convocó a su departamento de avenida Santa Fe y Paraná, para darle un regalo.
«Me dio un marcador para que me cubra abajo de los ojos», recuerda entre risas. Un corrector de ojeras importado.

Con la CC, Flores llegó a ser diputado nacional (fue sexto en la lista de 2007, donde Carrió salió segunda, detrás de Cristina Kirchner) Obtuvo un sueldo de privilegio que no consiguió sacarlo de La Matanza y conoció el barro parlamentario.

En las PASO será candidato a vice de Carrió. Foto: Emiliano Lasalvia

*Siguió al lado de Carrió a pesar del 1,8% del 2011 que algunos prefirieron olvidar. Aunque tienen algunos encontronazos, Toty se convirtió en uno de los lilitos puros con chances de ser compañero de fórmula. Carrió también pensaba en el mendocino Gustavo Gutierrez, pero se inclinó por él. Una vez más lo invitó a su departamento y le hizo la oferta, que mantuvieron en secreto por bastantes días. Toty lo pensó en soledad y aceptó.

«Cuando me veo en este lugar, me recuerdo que estas cosas son créditos por adelantado que te da la vida», dice. No desconoce la adversidad de las encuestas de cara a las PASO. Pero en la comunidad de La Juanita, su candidatura es furor. Aunque saben que las elecciones son en agosto, para muchos de esos vecinos, Toty Flores ya es «el vicepresidente».

(Por Maia Jastreblansky  | La Nación)