29 de octubre – Día de la Chamarrita, nuestro ritmo entrerriano
En homenaje a don Linares Cardozo –Rubén Martínez Solís- cultor, poeta, escritor, músico, docente y plástico nacido en La Paz en cercanías del Arroyo Cabayú Cuatiá figura emblemática del arte y de la cultura de la Pcia. Como todos los años el 29 de octubre se conmemora el natalicio en 1920 del patriarca entrerriano y por tan especial motivo esta fecha fue designada Día de la Chamarrita el ritmo folklórico que identifica a Entre Ríos y a los entrerrianos en el mundo. Su obra se agiganta con el paso del tiempo, fue Linares Cardozo quien después de largos y diversos estudios, experiencias con isleños, pescadores, gente del campo logró rescatar del olvido la Chamarrita el ritmo que identifica a los entrerrianos. El significado la importancia que adquirió su trabajo, teniendo en cuenta que hay provincias en el país en donde desde hace años los folklorólogos siguen debatiendo cuál es el ritmo del lugar, como sucede en Córdoba. Después el maestro comenzó a crear, componer, grabar discos, difundirlos y hacer conocer sus obras que canta el pueblo en reuniones familiares y de amigos. En ellas plasmó sus poesías su música, las tristezas y alegrías del hombre del campo entrerriano, las vivencias de la gente del río y los miles de verdes del paisaje y los sonidos de la lluvia, el viento, del agua, los pájaros y el concierto que habita el monte. A su vez rescató en su extensa y valiosa obra expresiones culturales propias de la región y sumó otros ritmos como canciones litoraleñas, estilos, canciones entrerrianas, tanguitos montieleros, valseados, milongas, aires de chacareras, chamamés, rasguidos dobles, entre otros.
Su personalidad tenía un notable sustento cultural; su madre fue maestra y ejecutaba la guitarra fue su inspiradora que sin dudas guió su vocación; conocía profundamente y amaba el campo desde gurí se relacionó con peones en sus tareas y rueda de fogones. Precisamente su nombre artístico –Linares Cardozo- lo tomó de un capataz que trabajaba en el campo de su tío Manuel. Linares fue un estudioso un hombre de fina sensibilidad, llevaba el arte en el alma después de finalizar el secundario en su terruño se trasladó a Paraná estudió en el Instituto del Profesorado -en las aulas de la Escuela Normal- donde más tarde obtuvo el título de profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación. Caminaba mucho por las calles y visitaba asiduamente el río Paraná, donde de niño –de quien escribe- era habitual encontrarlo y saludarlo, percibía cosas y era un gran observador. Como docente dictó clases en Paraná y Santa Fé, dejando –cuentan- en aquellos estudiantes profundas lecciones humanitarias y de amor a la tierra nativa y a la libertad. Su trabajo, su arte todo lo hizo y lo explicó con claridad y humildad y la comunidad lo reconoció, acompañó y respetó.
El abanico de canciones del poeta importante y bella y su obra más famosa es “Canción de cuna Costera” inspirada en una mujer Dominga Almada habitante de Puerto Sánchez a quien tuvimos el agrado de escuchar con emoción sobre el nacimiento de la canción, en los jardines de finca “La Tera” en Larroque, invitada por Coro Infanto Juvenil municipal de aquel entonces, hoy Coral Larroque.
No obstante el chamamé “Soy Entrerriano” es considerado el himno entrerriano mientras Peoncito de Estancia, Como los pájaros, Coplas Felicineras, La Biznaguita, Invitación al vuelo, Chamarrita de Alcaráz, Canto a La Paz, Costera mi chacarera, son parte de otras entrañables obras.
Durante un tiempo su vida caminó también por Concepción del Uruguay y Colón mientras la plástica fue otra de sus pasiones, pintando cuadros donde dejó plasmadas en la tela imágenes de paisajes ribereños, de la campigna, fauna flora y coloridos personajes. También enriquecen su obra fundamental la creación de dos libros, “Júbilo de esperanza“ y“El caballo pintado y la paloma” que dejan diversas enseñanzas. Falleció el 16 de febrero de 1996 en Paraná donde estos días fue recordado mientras sus restos regresaron a La Paz su tierra donde descansan cerca del río a la sombra de un timbó, lugar a donde cada año llegan sus afectos rindirle homenaje.
La palabra del poeta y recuerdos…
El maestro dijo alguna vez: “He conocido las sendas y caminos por donde anduvo el Supremo (Pncho Ramírez) y tanto gaucho Calandria que inmortalizara don Martiniano Leguizamón. Por esas huellas de tropas y ariscas picadas quedaron prendidas en la emoción de pueblo, como clavel del aire hermoseando sus montes, ingenuas chamarras y compuestos. En ese tesoro vernacular se inspira mi canto. Se lo devuelvo con cariño a mi Pueblo como un homenaje a mi tierra de fe que trabaja y sueña. Esta es mi gloriosa tierra de héroes, de hermosas mujeres, de arroyos, ríos y pájaros, acogedora y esperanzada, despertó para siempre en el entrerriano una franca sonrisa, forjadora de su proverbial optimismo y de ese sentimiento desbordante de amor y poesía».
Obispo Mercadillo, Córdoba.
En la Semana de Entre Ríos que llevó a cabo en 1988 en el salón del Obispo Mercadillo en el centro de Córdoba, vimos y escuchamos por última vez la voz de don Linares y el orgullo de haber dialogado y compartido escenario con el Dúo –Celia y Mario- que nacíó allí es ese lugar histórico. El maestro escuchó con respeto nuestra propuesta de música entrerriana y al descender del escenario reconoció nuestra trabajo, brindándonos sabios consejos y animándonos a seguir estudiando, trabajando y nunca renunciar ni bajar los brazos por nuestra música, por nuestra identidad. Así lo hicimos fervientemente desde aquel entonces, intentado difundir en cada escenario de la docta la música entrerriana y dejar alguna enseñanza.
Después siguieron los estudios universitarios, el trabajo en la hermosa Córdoba y sentimos profundamente su muerte –en Paraná donde nací- cuándo recibimos la noticia aquel 16 de febrero de 1996 porque anhelábamos como músicos volverlo encotrar, tal vez para recibir otros sabios consejos y escuchar sus glosas, su guitarra y sus canciones. Se nos fue el maestro con su guitarra para seguir desde el cielo guiándo e iluminando el camino de los músicos entrerrianos y dejándonos su obra inolvidable y trascendental. *Mario Escobar / *Portallarroque.
En homenaje a don Linares Cardozo –Rubén Martínez Solís- cultor, poeta, escritor, músico, docente y plástico nacido en La Paz en cercanías del Arroyo Cabayú Cuatiá figura emblemática del arte y de la cultura de la Pcia. Como todos los años el 29 de octubre se conmemora el natalicio en 1920 del patriarca entrerriano y por tan especial motivo esta fecha fue designada Día de la Chamarrita el ritmo folklórico que identifica a Entre Ríos y a los entrerrianos en el mundo. Su obra se agiganta con el paso del tiempo, fue Linares Cardozo quien después de largos y diversos estudios, experiencias con isleños, pescadores, gente del campo logró rescatar del olvido la Chamarrita el ritmo que identifica a los entrerrianos. El significado la importancia que adquirió su trabajo, teniendo en cuenta que hay provincias en el país en donde desde hace años los folklorólogos siguen debatiendo cuál es el ritmo del lugar, como sucede en Córdoba. Después el maestro comenzó a crear, componer, grabar discos, difundirlos y hacer conocer sus obras que canta el pueblo en reuniones familiares y de amigos. En ellas plasmó sus poesías su música, las tristezas y alegrías del hombre del campo entrerriano, las vivencias de la gente del río y los miles de verdes del paisaje y los sonidos de la lluvia, el viento, del agua, los pájaros y el concierto que habita el monte. A su vez rescató en su extensa y valiosa obra expresiones culturales propias de la región y sumó otros ritmos como canciones litoraleñas, estilos, canciones entrerrianas, tanguitos montieleros, valseados, milongas, aires de chacareras, chamamés, rasguidos dobles, entre otros. 
Su personalidad tenía un notable sustento cultural; su madre fue maestra y ejecutaba la guitarra fue su inspiradora que sin dudas guió su vocación; conocía profundamente y amaba el campo desde gurí se relacionó con peones en sus tareas y rueda de fogones. Precisamente su nombre artístico –Linares Cardozo- lo tomó de un capataz que trabajaba en el campo de su tío Manuel. Linares fue un estudioso un hombre de fina sensibilidad, llevaba el arte en el alma después de finalizar el secundario en su terruño se trasladó a Paraná estudió en el Instituto del Profesorado -en las aulas de la Escuela Normal- donde más tarde obtuvo el título de profesor de Filosofía y Ciencias de la Educación. Caminaba mucho por las calles y visitaba asiduamente el río Paraná, donde de niño –de quien escribe- era habitual encontrarlo y saludarlo, percibía cosas y era un gran observador. Como docente dictó clases en Paraná y Santa Fé, dejando –cuentan- en aquellos estudiantes profundas lecciones humanitarias y de amor a la tierra nativa y a la libertad. Su trabajo, su arte todo lo hizo y lo explicó con claridad y humildad y la comunidad lo reconoció, acompañó y respetó.
No obstante el chamamé “Soy Entrerriano” es considerado el himno entrerriano mientras Peoncito de Estancia, Como los pájaros, Coplas Felicineras, La Biznaguita, Invitación al vuelo, Chamarrita de Alcaráz, Canto a La Paz, Costera mi chacarera, son parte de otras entrañables obras.
