18 de octubre: Gualeguaychú celebró 237 años de su fundación por Tomás de Rocamora.

*La ciudad del Sur entrerriano celebró este 18 de octubre 237 años desde su fundación en 1783, realizada por Tomás de Rocamora.

Gualeguaychú celebra hoy 237 años desde su fundación en 1783.
*Ciudad de Gualeguaychú en su 237º Aniversario (1783-2020)

La ciudad de Gualeguaychú transita su aniversario cada 18 de octubre. Desde hace años, los festejos se inician con un acto público en la Plaza de los Antepasados y continúan con diversas actividades en diferentes puntos de la localidad, conmemorando tanto la leyenda de Fray Mocho como la fundación de don Tomás de Rocamora.

*Reseñas de su historia…

El 18 de octubre de 1783, el Virrey Juan José de Vértiz envió al Capitán Tomás de Rocamora a realizar los actos de fundación de Gualeguaychú, quien, junto a los pobladores, eligió como patrono a San José.

El 20 de octubre de 1783, Rocamora remitió en el oficio a Vértiz: “… Establecido por aquí el paso de este Río, tiene una bella salida, y escusa dos leguas del mal bañado, que era preciso caminar del otro margen (…) Los sitios repartidos son ochenta y cinco. La patrona de esta Capilla es la Virgen del Rosario: San Joseph el Patrono. La Virgen misma, es Patrona también del Paraná, para donde podría reservarse, y quedar San Josef de Gualeguaychú para dar nombre y tutela a su reciente Villa”.

*La leyenda de Fray Mocho

Por otra parte, la leyenda del poeta José S. Álvarez sobre la fundación de Gualeguaychú tiene un nivel de trascendencia tal para la cultura de la ciudad, que incluso está plasmada en su bandera.

Allá por el 1600 un rico estanciero, Don Gonzalo Pérez de la Viña, corría por los campos de Entre Ríos en busca de una mujer que era todo para su vida y como la magia, había desaparecido de su lado.

Llegó el amante desesperado a cierto paraje que lo encantó con su belleza. Hallábase allí el hombre cuando en hora malhadada antojósele cruzar el riacho.

Hombre de resolución, nadando con bravura tocó la otra orilla. Un toro cerril pastaba a pocos pasos de allí, cuadróse bravamente, envistió para Don Gonzalo que sin tiempo corrió y tiróse en el terreno. En ese momento, el hombre vió avanzar por sobre su cabeza una serpiente ñacaniná.

Hombre religioso juróse si se levantaba, elevar una capilla a San José, patrono de su casa.

Bajó el toro la testuz y allí donde cree no encontrar peligro se oculta una punzada que lo embravece y otra nueva; la serpiente ha clavado en su nariz su colmillo, lo obliga a retroceder y cae.

Don Gonzalo salta de su escondite, viene a contemplar a su enemigo muerto y más allá a su salvador.
Años más tarde, Pérez de la Viña cumple su promesa y eleva una Capilla. (*Leyenda resumida por la Universidad Nacional de Entre Ríos)
(*diario El Argentino /Gchú.)